18 de abril de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

13 de marzo: La pujanza de la juventud

Otros trece días se le van a marzo y Cuba, en justa oda a quienes eternizan su legado revolucionario, evoca los memorables eventos que en 1957 bañaron de heroísmo sus calles y consagraron la pujanza de la juventud que, henchida de valentía, no dudó ni un segundo en defenderlas.
Otros trece días se le van a marzo y Cuba, en justa oda a quienes eternizan su legado revolucionario, evoca los memorables eventos que en 1957 bañaron de heroísmo sus calles y consagraron la pujanza de la juventud que, henchida de valentía, no dudó ni un segundo en defenderlas.

La quietud de las rutinas habaneras se vio interrumpida aquel día por el furor de la fuerte batalla que libraban los jóvenes del Directorio Revolucionario, encabezados por el entonces presidente de la Federación Estudiantil Universitaria José Antonio Echeverría y que, con la temeraria máxima de ajusticiar a Fulgencio Batista, podrían convocar al pueblo a través de Radio Reloj, ocupar cuarteles como el Mestre de la Policía y demás de sus estaciones hasta dominar la capital, cerrar las comunicaciones y colaborar con los valientes de la Sierra Maestra.

Habían seleccionado tres comandos para asaltar el Palacio Presidencial, tomar los edificios aledaños a este, difundir el deceso del tirano y arengar al pueblo. Llegada la hora, se puso en práctica lo estipulado. Sin embargo, pese a la honorable resistencia de los asaltantes, muchos jóvenes perdieron la vida o quedaron desprovistos de municiones, a la vez que crecía en número y fuerza la represión enemiga.

Los percances en la retirada insurrecta simpatizaron con la cobarde escapada del tirano y la desafortunada interrupción que sufrió la alocución iniciada por Echeverría a las 3:21 de la tarde en Radio Reloj. Mientras la supervivencia protagonizaba la escena para unos, el coraje guiaba el pensamiento de otros y José Antonio Echeverría enrumbó hacia la Universidad de La Habana.

Pero la muerte, aún inconforme, cobró más vidas aquella tarde de marzo. La patrulla policial, los disparos, la crueldad…Y sí. Apagaron su ser, pero no la luz que irradió su partida. Conmocionado con creces quedó un país harto de yugos coloniales y neocoloniales, obstáculos anti-libertarios y mandatos despiadados. Indignada sintió la Isla en su piel la pérdida de muchos de sus hijos más jóvenes, truncadas sus risas, sus pasiones, sus sueños.

Sesenta y seis años y contando y aún eriza la piel el saberse conocedor de la audacia de aquellos jóvenes cuyos anhelos ni siquiera la muerte pudo socavar, pero enorgullece aún más sentirse partícipe, admirador y testigo del efímero pero inolvidable testimonio sonoro de quien, en sus propias palabras, no desconocía el peligro ni lo buscaba, pero tampoco le rehuía, pues trataba sencillamente de cumplir con su deber.

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