Canto a Matanzas
Matanzas te quiero entera,/ con tus puentes por sanar,/ donde se te abraza el mar/ y sube el río la acera,/ sé que en tu esencia sincera/ siempre habrá versos prolijos,/ no temo a tus acertijos,/ me confieso tu rehén,/ y quiero que seas también/ regazo para mis hijos.
El patrimonio intranquilo
pone reto desbordado
a tu moderno trazado
y tu neoclásico estilo.
Tu nombre retiene el filo
de aborigen rebeldía,
eres prenda y alcancía,
tu alma es lírica y golosa,
real y maravillosa,
honda como tu bahía.
Enamorarse Matanzas
de ti es fácil, por tu don
de ser bella, tu danzón,
por tus rumbas de alabanzas,
tu silencio en tardes mansas,
tus campeones de papel;
hay mucha historia en tu piel
con nostalgia azucarera.
Carilda fue muy certera
en quererte, novia fiel.
Mientras andamos por ti,
en tus venas de agua dulce
dejas que el tiempo se impulse
casual como un manatí.
Está tu nobleza allí
donde urbanístico abrazo
con lo natural da paso
a la escena generosa
que es ver a una mariposa
cruzar calle en Zargazaso.
Te rebelas teatral
en Papalote, Estaciones,
refundan tus conexiones
El Mirón, Danza Espiral,
te vuelve experimental
la nueva fotografía,
y tu artística osadía
encuentra símil de gloria
en los libros con memoria
que nacen en La Vigía.
Sigue tu Sauto anfitrión,
esbelta tu catedral,
y ahora tienes, de metal,
junto al río un corazón;
es cierto que la ilusión
es más cara en este luego,
pero conservas tu ego
labrado con fe en la vida,
eres hoy gente crecida
que se amó cerca del fuego.
Matanzas te quiero entera,
con tus puentes por sanar,
donde se te abraza el mar
y sube el río la acera,
sé que en tu esencia sincera
siempre habrá versos prolijos,
no temo a tus acertijos,
me confieso tu rehén,
y quiero que seas también
regazo para mis hijos.
