Celulares, un grillete en nuestras manos (+infografía)
La internet, así como la telefonía móvil han marcado un antes y un después en la historia de las interacciones sociales humanas.
Ahora tenemos notificaciones que nos recuerdan eventos importantes como el cumpleaños de un ser querido. Comentar o dar like a un post puede significar cosas disimiles, como que estamos de acuerdo o no con una corriente política e incluso que hicimos “match” con otro usuario.
Durante los últimos años los teléfonos celulares se han convertido en herramientas imprescindibles de trabajo, en compañeros de bolsillo y de vida. Pero, ¿en algún momento has pensado en los efectos negativos de su uso excesivo?
Investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyen en que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia generados por los celulares son posibles elementos cancerígenos para los seres humanos.
De igual forma la postura que adoptamos para emplear el dispositivo puede ocasionarnos el síndrome del “text neck o cuello de texto” esta patología se manifiesta en la aparición de contracturas musculares, mareos y cefaleas. También aumenta las posibilidades de padecer el síndrome de “túnel del carpo” enfermedad producida por presión excesiva en uno de los nervios de la muñeca que genera adormecimiento, hormigueo, debilidad en la mano y los dedos.
Pero la enfermedad asociada al uso de los celulares que con seguridad casi todos padecemos es la nomofobia. Esta terminología se entiende como el miedo o ansiedad extrema que se origina cuando la persona permanece durante un período de tiempo sin usar el celular. Bien por no tenerlo al alcance, porque se agotó la batería o plan de datos.
Un comportamiento nomofóbico sería el de alguien que se ha olvidado su teléfono en casa y al percatarse se agobia, siente miedo o paralización. Otro ejemplo es cuando no permitimos que se cargue completamente para volver a usarlo o incluso lo hacemos mientras está conectado a la electricidad.
La hipótesis más extendida para analizar este problema propone que el miedo puede ocurrir por la incapacidad de acceder a la información, la imposibilidad de comunicarse, la pérdida de conexión y la renuncia de la comodidad.
Es recomendable que los padres den a los más pequeños de casa una educación que apueste por un uso racional de dispositivos móviles. De forma tal que creen desde edades tempranas una conciencia crítica sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
