Escasez y precios del arroz complica la economía hogareña
Desde hace un buen tiempo en los hogares del país se complican y encarecen más las comidas del día a día por el incremento significativo de los precios del arroz, un plato esencial y tradicional en la mesa del cubano y que hoy alcanza valores que laceran el sueldo de cualquier trabajador.
A partir de que los niveles de producción y de venta en el comercio estatal fueron decayendo , se incrementó el precio del cereal hasta llegar hoy a la asombrosa cifra de 200 pesos y más en el mercado informal, que como es habitual se aprovecha de forma abusiva del desabastecimiento y la escasez de este y otros alimentos básicos para el pueblo.
A la insuficiente producción nacional del grano, se suman otras dificultades, como el retraso del arroz normado que se expende en la bodega por las demoras en la llegada al país del producto importado, las limitaciones en su trasportación u otras causas objetivas, que influyen sin lugar a dudas en el aumento paulatino de precios.
Según informes del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI), varios factores repercuten en los bajos niveles de su cultivo, entre los que destacan la pandemia de la Covid-19, la subida de los costos en cuanto a insumos, la ruptura de la cadena internacional de suministros y el reforzamiento de las medidas del bloqueo del Gobierno de Estados Unidos.
Han señalado también otros elementos negativos como las limitaciones en la adquisición de fertilizantes y pesticidas, escasez de combustible, falta de repuestos y piezas para las combinadas y los equipos de preparación de tierra.
Ciertamente un complejo escenario, ante el cual el país está obligado a continuar con las costosas importaciones del arroz en aras de garantizar la canasta familiar normada y el consumo social pese a las limitaciones financieras.
Amerita reconocer los esfuerzos y las estrategias que según el MINAGRI se aplican para rescatar su siembra, entre ellas, la aplicación de técnicas agroecológicas, un uso inferior de abonos y productos químicos y el empleo de semillas de producción nacional para desarrollar variedades de arroz adaptadas al nuevo escenario agrícola.
Pero en tanto, estos planes se encaminan o materializan, la dura realidad es que la ausencia del necesario cereal en agros, mercados y placitas y sus constantes retrasos en las bodegas tiene una negativa consecuencia en la economía familiar y abruma los salarios en cualquier hogar cubano.
