23 de abril de 2024

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Ron Yucayo, añejo en calidad y preferencia

Si le preguntaran a los trabajadores de la Ronera Yucayo, asentada en el barrio de Pueblo Nuevo, en la ciudad de Matanzas, qué es lo que más desean en la actualidad para su fábrica, sin equivocación alguna expresarán que la prioridad es rescatar la genuina identidad que desde la fundación de la fábrica (1926) los acompaña.

 

 

Ron Yucayo, añejo en calidad y preferencia

Si le preguntaran a los trabajadores de la Ronera Yucayo, asentada en el barrio de Pueblo Nuevo, en la ciudad de Matanzas, qué es lo que más desean en la actualidad para su fábrica, sin equivocación alguna expresarán que la prioridad es rescatar la genuina identidad que desde la fundación de la fábrica (1926) los acompaña.

Perteneciente a la Empresa de Bebidas y Refrescos de Mayabeque, “se trata de un colectivo obrero que habla con orgullo de su histórica fábrica”, aseveró la ingeniera Miladys Isabel de Armas Horta, especialista principal con 26 años de labor ininterrumpida en la ronera, que es una de las tres existentes en el país. Las otras dos se hallan en Santiago de Cuba y La Habana.

Yucayo, una firma que trasciende en el tiempo y en el gusto de muchos. Fotos: Raúl Navarro González

La Yucayo es la segunda en cantidad de soleras, locales donde se hallan los toneles de roble blanco americano que sirven para el añejamiento del ron. La mayor es la existente en la capital del país.

Al visitar dicha entidad yumurina y dialogar con el ingeniero Nelson Ramón Sotolongo, su director, este afirmó que a partir de enero próximo la provincia pasará a ser una Empresa filial, y la Yucayo una Unidad Empresarial de Base productora, con similares entidades en Varadero (comercializadora), Colón y Jovellanos. En estas dos últimas en la actualidad se procesan refrescos, vinos, siropes, licores y rones a menor escala, en comparación con la instalada cerca de los márgenes del emblemático río San Juan.

“Estamos identificados por numerosas producciones, pero en especial el Ron Carta Blanca Yucayo, considerado el producto insignia de la industria desde la fundación de esta, certificado con la Marca Estatal de Calidad desde 1985”, explicó.

Luego, surgieron otras bebidas de reconocida calidad y aceptación. Incluye el Refino Yucayo, Dorado Yucayo, Silver Dry, Vodka-2012 y Añejo Reserva Yucayo, con el que se formuló el ron Yucayo 7 Años, surgido en 2016, y presentado más tarde, pues al principio solo se le vio en ferias y en otras muestras oficiales, con resultado relevante en el Fórum Nacional de Ciencia y Técnica de este último año.

En la línea de producción se respira un ambiente de colectividad e inusual ritmo de trabajo, para que el producto terminado posea la calidad deseada. Fotos: Raúl Navarro González

“Gustó mucho durante su aparición por la festividad de los 70 años de crearse el afamado grupo folclórico Los Muñequitos de Matanzas, y más recientemente en ocasión de las celebraciones por el Aniversario 330 de la fundación de la ciudad de Matanzas. A nivel industrial posee un diseño y etiqueta únicos.

“Además, hay que destacar que, durante la Segunda Feria de Negocios y Actores Económicos Matanzas 2023, la cual se desarrolló en el Hotel Canimao, de la capital provincial, los rones de la Yucayo tuvieron una magnífica acogida entre los clientes (negociadores) presentes”, precisó el directivo.

SE REQUIERE TECNOLOGÍA

“Estamos conscientes de que para introducir mejoras tecnológicas en nuestro establecimiento es indispensable producir más, fabricar suficientes cantidades de rones que permitan adquirir el dinero que se requiere, porque los equipos que poseemos son obsoletos. Muchos años de explotación y sin la capacidad adecuada para hacerle frente a los actuales retos productivos. 

“Necesitamos, por ejemplo, máquinas enjuagadoras de botellas —ahora se hace manual—, llenadoras-tapadoras y de etiquetado, así como una retractiladora mucho más moderna que la actual para empacar los referidos recipientes.

“No menos importante es la reparación de las soleras en cuanto a la mejora de los alrededor de 2 000 toneles existentes; actualización del laboratorio químico, tanto su estructura como el equipamiento técnico con que analizamos los alcoholes; ampliación y adecuación del almacén general, la cocina-comedor, estructura administrativa y el entorno —ya asfaltan las calles adyacentes—, por citar algunos de los elementos que más precisamos, que incluyen la pintura.

“Otro aspecto es la calidad del agua utilizada en la fabricación, porque su contenido es bien distinto a la que ingerimos. De lo contrario hay que olvidar los sabores exquisitos de los rones. Debido a esta particularidad, se construye una cisterna con capacidad para 30 000 litros”.  

Así expresó el también ingeniero Idalberto Calero García, asesor técnico y director por 25 años de la fábrica, lo que lo convierte en un profundo conocedor del proceso desde la base hasta el final de cuanto debe hacerse para elaborar el ron Yucayo de máxima calidad.

De amplio prestigio local y nacional, este experimentado tecnólogo se caracteriza por su amabilidad en la atención al visitante, mucho más si de su industria se habla. Los conocimientos desde la sustancia base del ron hasta las fórmulas y preparación constituyen parte de sus secretos, junto a su colega Miladys Isabel de Armas Horta.

“No obstante, como especialista formo a los jóvenes que aquí llegan para el servicio social. En estos momentos se hallan las ingenieras Patricia León Hernández y Mariné López Peña, y anteriormente también estuvo como adiestrada Elienay Pérez Rodríguez, técnico medio, quien en estos momentos atiende el Departamento de Gestión de la Calidad, responsabilidad otorgada por su acertado desempeño cotidiano”.      

En el recorrido por la fábrica apreciamos la actividad que allí se respira en cada área, sobre todo en la parte de producción, donde se elaboran de 600 a 650 cajas de ron diarias, cada una con 12 botellas de distintos rones, a pesar de la vetusta tecnología.

EXPERIENCIA Y CONSAGRACIÓN

Parada, sin apartar la vista de las botellas que llegan y circulan en su entorno, María Caridad Miranda Dihigo jamás detiene su equipo, porque ese reconocimiento a su labor es el principal aval a la calidad de su trabajo.

“El Comandante Ernesto Che Guevara planteó que la calidad es el respeto al pueblo y, como tal, debemos ser fieles seguidores de sus palabras, porque es la verdad. Y si nos levantamos temprano cada día para venir aquí es para quedar bien, y cómo alcanzarlo si no es cuidando nuestro trabajo, que ninguna botella llena contenga impureza alguna. Jamás me ha gustado que me llamen la atención y, para lograrlo, debo atender cuanto hago al máximo”, aseveró la ejemplar obrera.

Bajo amplias y oscuras naves se concentran los toneles que contienen la apetecible bebida, añejada para que adquiera el sabor adecuado. Fotos: Raúl Navarro González

Dejamos atrás todo un engranaje productivo en el que varios obreros se afanan en embotellar, etiquetar y empaquetar los rones que luego son enviados al almacén. Traspasamos el amplio patio y nos adentramos en la oscura y silenciosa área de toneles, donde nos recibe Pedro Pablo Rubio Hernández, especialista principal en el proceso tecnológico.

“Durante 40 años mi vida se desenvuelve entre bebidas y refrescos, porque también trabajé en la desaparecida fábrica Bella Matancera, destinada a producir una gaseosa muy agradable al paladar, cuya instalación estaba ubicada cerca del río Yumurí, aledaña al parque Watkin, en esta ciudad.

“Esta es la parte de fabricación donde se halla la principal materia prima de la industria, los rones bases, que luego se mezclan con las demás, se llevan a los toneles y se añejan por un tiempo prudencial. Depende lo que se quiera lograr, pero todo con el sello de calidad que nos identifica”, precisa el avezado técnico mientras muestra la enorme reserva, identificada por días, meses y años de permanencia en cada tonel.

Como punto final, el regreso a las explicaciones de los ingenieros Miladys Isabel y Calero acerca de cómo logran la reconocida calidad del ron Yucayo, apetecido en el comercio interno y en frontera, así como en los hoteles del turismo internacional e interno y en las redes en divisa, con pretensiones de extenderlo más allá del país, donde también se le conoce y prefiere.

 

“Pero, reiteramos, las interioridades de cómo lograr un producto como el nuestro nos las reservamos, es el secreto de casa pero, independientemente de esto, sí confiamos en nuestro colectivo en general, incluidos nosotros, para seguir adelante con un producto extraclase, en el que el mejor ingrediente será siempre la consagración y el sello de nuestra marca: Yucayo”, coinciden ambos.

Dagoberto Arestuche/ Girón

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