8 de mayo de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

El Regañón de La Havana: una luz de civilización

Transcurría apenas el primer año del siglo XIX. En Cuba, como en el resto del mundo, todavía la imprenta era una actividad artesanal, pero comenzaban a aparecer cada vez mayor número de periódicos. Cuentan que por esa época Buenaventura Pascual Ferrer no era muy amigo de Manuel de Zequeira, uno de los más grandes escritores cubanos del periodo.
Pascual Ferrer no dudó en publicar sus duras críticas en un nuevo periódico, El Regañón de La Havana, fundado por él el 30 de septiembre de 1800.

Transcurría apenas el primer año del siglo XIX. En Cuba, como en el resto del mundo, todavía la imprenta era una actividad artesanal, pero comenzaban a aparecer cada vez mayor número de periódicos. Cuentan que por esa época Buenaventura Pascual Ferrer no era muy amigo de Manuel de Zequeira, uno de los grandes escritores cubanos del periodo.

Y es que los celos son tan antiguos como Caín y Abel. A Pascual no le había hecho ninguna gracia que fuera el poeta y no él a quien designaran como redactor del Papel Periódico de La Havana, con 117 votos de ventaja. La guerra literaria entre los dos primeros escritores costumbristas de Cuba adquirió tal fuerza que Pascual Ferrer no dudó en publicar sus duras críticas también en un nuevo periódico, El Regañón de La Havana, fundado por él el 30 de septiembre de 1800.

Pero más allá de aquellos ataques de resentimientos, el nuevo ejemplar que saldría cada martes, prometió dar a luz los rasgos más interesantes y raros de la literatura, tanto nacional como extranjera; emitir una crítica juiciosa de los usos, costumbres y diversiones públicas de la ciudad y demostrar, a quienes no lo supieran,  “el verdadero camino del buen gusto de las Ciencias y Artes”.

Ferrer anunció también que censuraría mensualmente todos los discursos (como se le llamaba entonces a los materiales publicados) y en ese afán de perseguir la más exquisita técnica, mereció el título de primer maestro del periodismo en Cuba, ya que elaboró un conjunto de normas que debían seguir los periodistas al elaborar los textos.

Que los discursos sean interesantes y no triviales, que contengan alguna instrucción, que sean cortos, con ideas nuevas, unidas a un estilo claro y popular para que todos lo entiendan, fueron algunos de sus consejos, que aún hoy tienen plena vigencia.

Sin embargo, aunque El Regañón de La Havana reflejó los progresos de la ciudad, hizo tanto énfasis en las críticas que generó no pocas polémicas. El propio Pascual Ferrer, en su texto de despedida de 1802 confesó que había repartido garrotazos a derecha e izquierda contra los escritores ridículos, además de desenvainar la espada contra los abusos y malas costumbres.

Setenta y tres años después José Martí nos legaría para siempre otra máxima: “La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo.”

Aun así no se puede negar la importancia histórica de dicho periódico, como tampoco los aportes de su redactor y propietario, pues como expresara el periodista Juan Marrero en su libro Dos siglos de periodismo en Cuba, tanto en el Papel Periódico como en el Regañón de La Havana “quedaron volcados y expuestos los anhelos iniciales de una nacionalidad en proceso de formación. Fueron una luz de civilización en medio de un ambiente cargado de ignorancia”.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *