Guelaguetza en Matanzas
Tuvimos la Guelaguetza en Matanzas durante el III Congreso Mesoamericano y del Caribe de Culturas Vivas, celebrado en Matanzas del 28 de junio último al 3 de julio en curso, y quizás lo pasamos inadvertido, inmersos en la intensa programación del evento.
Fue el hermoso, pero caluroso y hasta irritante Teatro Sauto (MN), de nuevo sin aire acondicionado, el que lo acogió el pasado 1ro. de julio, como parte de la clausura del cónclave con más presencia de delegados extranjeros que los celebrados últimamente en la ciudad de Matanzas.
La Guelaguetza llegó representada por la Compañía de Artes Escénicas Xipoté, dirigida por el maestro Huberto García Olivares y junto a la Banda Aliento Juvenil, de San Lorenzo, liderada por el maestro Benjamín Bautista, un virtuoso ejecutante de la trompeta, que domina y enseña a sus alumnos cada uno de los instrumentos que domina.
La Guelaguetza es una de las más importantes fiestas folclóricas del continente, que ocurren en el mes de julio en Oaxaca de Juárez, en el Estado de Oaxaca, México, en homenaje a la Virgen del Carmen y por eso se realiza los dos lunes más cercanos a la celebración. Guelaguetza en idioma zapoteca significa cooperar e incluye bailes típicos de ocho regiones de Oaxaca de Juárez. Es una festividad para mostrar y entregar a visitantes y lugares sus tradiciones, costumbres y su intensa relación con los otros.
En el Teatro Sauto solo se presentaron fragmentos, una muestra de solo algunas regiones que el maestro Huberto fue presentando al público relacionado con el vestuario, los alimentos y otros elementos imprescindibles que forman el imaginario de cada zona.
La Banda Aliento Juvenil San Lorenzo, que presentó un variado repertorio de piezas de compositores mexicanos, además de himnos tradicionales que muestran el fervor y la relación de los oaxaqueños con su tierra, también nos regaló un popurrí de piezas de Dámaso Pérez Prado, que forman parte de su universo musical más vivo y que contribuyó a mostrar el rigor de sus integrantes, niños y jóvenes de diferentes edades, a los que se les integró durante el concierto Atenas Brass Ensamble, la joven clarinetista Isabel Rodríguez Tamayo y cuatro miembros del Proyecto Maravillas de la Infancia, que interpretaron una emblemática pieza de su repertorio.
Música y baile nos llevaron a la Guelaguetza y a que pudiéramos sentir la emoción de estar asistiendo a un instante hermoso e histórico, que culmina con la confraternidad de los danzantes y músicos con el público, regalando elementos típicos de su cultura, sombreros, dulces, objetos artesanales.
La música de Aliento Juvenil San Lorenzo concretó una dramaturgia del espectáculo, con un repertorio seleccionado para la ocasión, que imbrica historia y tradiciones, un recorrido por la cultura oaxaqueña. También el diálogo con la danza, que nos lleva a las características de las regiones representadas y en los que el vestuario, con la exquisitez de su artesanía, los colores, texturas, además del peinado, el maquillaje y los elementos de teatralidad, consiguieron acercarnos a la matriz de un reservorio cultural latinoamericano que vive como cultura.
Presentar la Guelaguetza en el Congreso Mesoamericano y del Caribe fue una vía eficaz de mostrar las esencias de una nación y sus tradiciones comunitarias más vivas, afianzadas en las culturas originarias.
Quizás en otra ocasión podamos tenerlos de nuevo con el tiempo necesario, como una conexión espiritual entre nuestros pueblos.
