23 de abril de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

«Siempre voy a ser enfermera»

Evangelina Borges Ibáñez, enfermera del consultorio #7 de Pedro Betancourt, fue galardonada con la Cofia de Oro, la más cimera distinción para quienes desempeñan esta notable labor.

PEDRO BETANCOURT.- Reconforta el alma ver la sonrisa en su rostro. Mi grabadora, curiosa, rivaliza con su manifiesta modestia mas, sumida entre constantes recuerdos, logra sosegar los nervios. La pureza de su atuendo evoca la inmensidad de esta heroína, quien consciente de sus hazañas, pero renuente a vanagloriarse de ellas, demuestra que en la sencillez está la grandeza, pues no existe mayor privilegio que el acto de salvar vidas.

Y es que aquel 3 de diciembre que en tiempos antaños naciera el eminente científico Carlos Juan Finlay y que hoy en su honor conocemos como Día de la Medicina Latinoamericana, Evangelina Borges Ibáñez, enfermera del consultorio #7 de este municipio, fue galardonada con la Cofia de Oro, la más cimera distinción para quienes desempeñan esta notable labor.

«Yo me siento muy contenta y a la vez realizada porque nunca había recibido una distinción de tanta envergadura y ahí se ve reflejado mi trabajo», afirma.

Natural del poblado betancoureño de Socorro, Eva, como muchos la llamamos, suma casi cinco décadas al servicio de la enfermería, un camino por el cual quedó fascinada desde que inició sus andanzas por la vida académica y que la ha hecho merecedora del cariño y la admiración de quienes tenemos la dicha de conocerla.

«Primeramente fui enfermera auxiliar. Me formé en la escuela Fe del Valle, de Jovellanos. De ahí pasé a trabajar en las escuelas al campo. Después fui trasladada al hospital de Jagüey Grande, más tarde para el policlínico de Torriente y de ahí me fui, en 1979, para el Hospital Pediátrico. Me hice enfermera pediátrica general y soy Técnico Medio Superior en Pediatría. Posteriormente vino el proceso de maternidad y paso para acá, a Pedro Betancourt».

La experiencia acumulada tras su paso por disímiles instituciones médicas y misiones internacionalistas se evidencia en el vasto conocimiento de esta tenaz fémina.

«Soy fundadora del Médico de la Familia. Trabajé en las escuelas en la Misión Milagro. Cumplí misión en Venezuela y, hasta la fecha, me he mantenido sin interrumpir mi trabajo».

Disciplinada, responsable y generosa, me comparte las bondades de su profesión y apasionado, su corazón, florece de regocijo.

«Escogí la Enfermería porque es una rama muy humana, uno se compenetra y apoya psicológicamente al paciente. Salvas muchas vidas. Y siempre voy a ser enfermera. La verdad estoy muy contenta con esta distinción que me dieron en el Teatro Sauto, de Matanzas y exhorto a mis compañeras a que no se detengan, que siempre den un pasito más adelante».

La enfermería cubana agasajó entonces a una de sus más excelsas precursoras, Evangelina Borges Ibáñez, quien más que un consagrado y esencial oficio, halla en el cuidar, el sanar y el salvar una dádiva, un estilo de vida, un arte.

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