Cárdenas, más cerca de su bicentenario
Este 8 de marzo la urbe de San Juan de Dios de Cárdenas, fundada hace exactamente 195 años, vive un momento crucial con el avance de obras como la restauración de La Dominica, edificio donde se enarboló por vez primera la enseña nacional de Cuba, en el año 1850.
Dicho inmueble fue el detonante del movimiento constructivo que se extendió a otros puntos de interés como el Parque José Antonio Echeverría y la red de museos que lo circundan, o la Plaza de Colón, donde el hallazgo de los adoquines originales bajo el asfalto ofreció un vistazo a su belleza de antaño.
Pocos conocen más íntimamente a la llamada Ciudad Bandera que el respetado arquitecto Augusto Bueno García, apasionado defensor y abanderado de los principales esfuerzos en favor de su conservación sin perder de vista la sostenibilidad económica.
Cárdenas, ubicada en la costa norte de Cuba, a unos 140 kilómetros al este de La Habana, desde su fundación en 1828 como un embarcadero, transitó por varias etapas hasta convertirse en ciudad en 1866, a partir del vertiginoso desarrollo económico basado en la industria azucarera.
Donde hace algunos años hablábamos de sueños hoy podemos referirnos a obras que poco a poco se materializan, comenta el experto, y asegura que la inminente constitución oficial de la Oficina del Conservador de la Ciudad dará el impulso definitivo.
En el paseo del litoral, donde se alza el Monumento a la Bandera, no se apreciaba el mar; fue preciso abrir camino entre el denso manglar y el abandono para devolverle poco a poco la visualidad, en un entorno marítimo próximo a la antigua ronera Arechabala, cuna del insigne ron Perla del Norte.
A decir de Bueno García, un signo de que se avanza en la dirección correcta lo constituyen las reacciones de los cardenenses ausentes, que cada año vuelven y, en esta ocasión, aprecian un cambio halagüeño en edificaciones y espacios públicos emblemáticos.
La recuperación y puesta en valor de las ruinas del sistema de almacenes, visibles en una tira de fachadas en la calle Pinillos, son otros de los proyectos que aspiran a generar empleos e ingresos en favor de la localidad, con la participación de actores económicos estatales y privados.
Aunque ante el paso del tiempo mucho se perdió por la falta de recursos y la dejadez, no es poco lo que queda por salvar: un fondo edificado representativo de tipologías arquitectónicas diversas con predominio de fachadas eclécticas y neoclásicas.
El arribo al bicentenario en el año 2028 parece cada vez más cercano, motivo para que quienes aman a la también llamada Ciudad de las Primicias procuren sanarle las heridas y convertirla en un lugar mejor, en todos los sentidos, donde llevar a cabo sus proyectos de vida.
- Roberto Jesús Hernández/ ACN
