Villena: Ni olvidado ni muerto (+Audio)
Entre las más prominentes figuras de la rebeldía juvenil cubana es imposible no citar al destacado revolucionario e intelectual Rubén Martínez Villena, quien pese a su efímera existencia, legó a la Historia patria un fructífero activismo político y una emocional y apasionada obra literaria.
Nacido el 20 de diciembre de 1899 en Alquízar, desde bien joven descolló su destreza académica al realizar sus estudios de Bachiller en Letras y Ciencias y egresar de la Universidad de La Habana como Doctor en Derecho Civil y Público, materias que lo dotaron de un elevado sentido de la justicia, la libertad e igualdad que tanto ansiaba aquella Cuba a la que el gobierno estadounidense había escamoteado su independencia.
La imborrable huella que dejó en la denominada Protesta de los Trece aún sigue siendo recordada como uno de los más reconocidos pasajes de su accionar político, ya que demostró la pujanza de la juventud intelectual al condenar, aquel 18 de marzo de 1923, la corrupción tras la compra del Convento de Santa Clara durante el gobierno del entonces presidente Alfredo Zayas.
De igual forma, extrapoló su denuedo revolucionario, antiimperialismo y sensibilidad humana al campo de las letras, regalando al porvenir una vasta obra periodística y literaria en la que sobresalen escritos como su poema Mensaje lírico civil, clara evidencia de la creciente conciencia de lucha que adquiría, así como los artículos que publicó en los órganos de prensa Venezuela Libre, El Trabajador y Bandera Roja, entre otros.
Asimismo, jugó un papel esencial en la fundación de la Universidad Popular José Martí de Julio Antonio Mella, aglutinadora de los movimientos estudiantil y obrero, cuyo bregar insurrecto fue crucial para socavar la crueldad e injusticia del régimen durante los años 20 y 30 del pasado siglo.
Además, destacan su activa participación y membresía en el Grupo Minorista, la Falange de Acción Cubana y el Movimiento de Veteranos y Patriotas, aunque logró consolidar aún más su visión patriótico-revolucionaria al integrar la Confederación Nacional Obrera de Cuba y el primer Partido Comunista de Mella.
Pero Villena halló en la tuberculosis a otra de sus más fervientes enemigas. Aun así, estar enfermo no le impidió organizar dos importantes huelgas políticas, una en 1930 y la otra que, tres años después, logró derrocar al tirano Gerardo Machado, a quien previa y acertadamente había calificado como «asno con garras».
Tristemente, la ferocidad de la enfermedad lo hizo perecer el 16 de enero de 1934, dejando tras de sí un prolífico bregar político, una notoria impronta literaria y, principalmente, un inagotable espíritu de combate por hacer realidad el sueño libertario de su Patria.
