Reserva de cuadros: la clave para una sustitución efectiva
Por motivos de trabajo he participado en varias reuniones recientes donde uno de los temas tratados ha sido la reserva de cuadros. En general, he observado deficiencias que se repiten en distintos sectores.
En muchos de los organismos en los que he estado presente, no se le da el valor que merece a la reserva de cuadros. No se aborda correctamente y no hay conciencia de que esta tarea es un pilar fundamental para garantizar la estabilidad y eficiencia en cualquier organización. No basta con tener nombres en una lista; los reservistas deben cumplir condiciones reales: edad adecuada, formación sólida y capacidad para asumir el puesto según su escalafón (primera, segunda o tercera opción).
Sin embargo, muchos organismos enfrentan un problema recurrente: cuando surge una vacante, la reserva no cumple su función. ¿El resultado? Se recurre a cuadros de otras áreas, lo que genera desorganización y pérdida de tiempo. Esto ocurre cuando la reserva se hace «por cumplir», sin evaluar rigurosamente si las personas están verdaderamente preparadas.
Para evitar esto, se requiere una evaluación constante: verificar que los reservistas mantengan su preparación y estén al día con las exigencias del puesto. Una máxima es mantener una capacitación continua para los reservistas, de modo que estén listos ante cualquier eventualidad.
Es sumamente importante priorizar el escalafón: asegurar que las tres opciones de reserva sean viables y estén ordenadas por mérito y capacidad.
Una reserva de cuadros no es un trámite, es una garantía. Si se construye con seriedad, evitaremos improvisaciones y fortaleceremos la estructura organizativa.
Por ello, es saludable que la próxima vez que revisemos la nómina de reserva nos preguntemos: ¿estos cuadros están realmente listos para asumir el reto? Porque una reserva efectiva hoy, evita crisis mañana.
