Bárbaro Velazco: cinco décadas de entrega a la literatura y el magisterio

Imposible admitir que el poeta y editor de renombre Bárbaro Velazco Valderrama se retire de los predios literarios. Por esa razón el colectivo de Ediciones Matanzas, donde desarrolló durante décadas la profesión editorial, le rinde homenaje con la promesa de que continúe colaborando con el entusiasmo que le caracteriza.

La ocasión motivante fue el anuncio de su jubilación y entonces en la Casa de las Letras Digdora Alonso comenzaron los reconocimientos a su consagrada labor, que ha merecido el elogio de escritores de gran valía, quienes pusieron en sus manos el perfeccionamiento de sus obras.

Tanto el director de Ediciones Matanzas, Alfredo Zaldívar Muñoa, Premio Nacional de Edición, como Efrahím Pérez Izquierdo, director del Centro provincial del Libro y la Literatura, expusieron su admiración por el trabajo disciplinado y constante de este creador.

En animada entrevista con Maylan Álvarez, el ferviente martiano, que no ceja de citar al Apóstol en cada una de sus intervenciones, manifestó que su adhesión a José Martí nace desde la infancia y le acompaña tanto en su escritura como en su labor como profesor de diversas generaciones.

Numerosos colegas manifestaron su agradecimiento a Velazco por las lecciones que les ofreció en el difícil ejercicio de editar, además de exaltar su magisterio en numerosos centros docentes.

Para este medio declaró que lo más emocionante de su carrera ha sido cuando la labor editorial, con relevantes personalidades de nuestro ámbito literario, le permitió protagonizar el «nacimiento» de sus primeros libros.

“Ante la jubilación experimento una mezcla de sentimientos encontrados, porque aunque sé que es un proceso lógico, el trabajo ha sido siempre fuerza mayor y motor impulsor de mi vida. Por eso es que continuaré impartiendo clases y con disposición a colaborar allí donde sea útil y mi salud lo permita.

“Me embarga la satisfacción del deber cumplido y la inmensa dicha de haber recibido y recibir el reconocimiento de los que saben agradecer. De los que no lo saben hacer, nunca me preocupé, menos ahora.

“En mi memoria viven mis alumnos y no pocos colegas, asimismo los aplausos del público al que declamé un poema o presenté un libro en diversos escenarios. Igualmente proyectos culturales como los programas para los abuelos en la Sala José White o en la Casa de Cultura Bonifacio Byrne, la Peña que organicé y conduje en el Centro Sanatorial Dr. Ismael Triana para personas seropositivas, mi labor durante años con el departamento de Extensión Bibliotecaria de la Gener y Del Monte.

“A todos, mi gratitud, en especial a quienes me ayudaron a ser mejor e incluso a los que, desde posiciones de dirección o de encumbramientos banales frustraron algunos proyectos, para todos vaya mi agradecimiento porque favorecieron a que vislumbrara mejor las máscaras tras las que suelen ocultarse la hipocresía, la envidia y la vanidad”.

Y dijo: “Reitero mi disposición a continuar colaborando con toda tarea que pueda coadyuvar al bienestar cultural de esta ciudad a la que, parafraseando a nuestra Carilda, le debo la vida y le deberé la muerte”.

En la ceremonia le fue impuesto el Sello Conmemorativo Aniversario 45 de Ediciones Matanzas, se le obsequió un dibujo del pintor Adrián Gómez Sancho y regalos de sus compañeros en esta especie de despedida que es inicio de una nueva faceta de su vida.