En la penumbra del amanecer

En la penumbra del amanecer, el cielo se viste con un manto de nubes que, lejos de opacar la belleza del alba, la realza con su presencia etérea.
La hora dorada se aproxima, ese momento fugaz en que la luz del día se filtra a través de la bruma, tiñendo todo con tonos cálidos y suaves. Es un espectáculo silencioso, donde los primeros rayos del sol se abren paso tímidamente por el horizonte, prometiendo un nuevo comienzo.
A medida que el sol asciende, las nubes se tiñen de un dorado resplandeciente, un lienzo en movimiento que cambia con cada segundo que pasa.
La salida del sol se convierte en una revelación, un recordatorio de que incluso los días más grises pueden tener un comienzo lleno de color y esperanza.
La luz dorada se esparce, tocando la tierra con su calidez, y en ese instante, el mundo parece detenerse para dar la bienvenida al día que comienza.