Ermita de Montserrat: un siglo y medio con Matanzas a la vista (+fotos)
Los matanceros amamos este lugar, sus árboles, sus vistas de la ciudad y del Valle del Yumurí, la fresca brisa que acaricia cuando se llega al sitio, destacó el profesor José Antonio (Tony) Fernández, cuando al frente de la Camerata José White celebró, junto a otros artistas cubanos, los 150 años de la fundación de la Ermita de Montserrat.
Con una gran fiesta se inauguró el 8 de diciembre de 1875 el templo erigido por la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña y sus descendientes para honrar a la virgen de Montserrat en Matanzas, edificación que llega al presente convertida en centro cultural.
Evidente y pasional es el afecto que profesa Milvia Lourdes Rivero Leicea y su equipo de trabajo a la ermita y su historia. Como directora del Centro Cultural, pese a los tiempos complejos actuales, el colectivo laboral procura que la institución permanezca como una ventana de Cuba al mundo y un espacio para alentar la creatividad y el talento.
La maestra Vanessa Herrera, profesora de las escuelas de arte de la ciudad de ríos y puentes, confirma que Montserrat constituye un escenario valioso: “La ermita también ha sido casa del canto coral, muchos de mis alumnos que ya son adultos cantaron aquí, es una casa dedicada al crecimiento cultural”.
Otra vez hasta las Alturas de Simpson llegaron, en este diciembre, seguidores de la Fiesta de la Colla, celebración que alentó la construcción de la Ermita de Montserrat en la segunda mitad del siglo XIX para honrar a la Moreneta, patrona de Cataluña.
La Colla es la fiesta que todos los descendientes de catalanes esperamos el año entero, una festividad que nos llega del tiempo de la colonia, no faltan el pan y el vino porque mantiene el principio de que con pan y vino se abren los caminos, y lleva una procesión hasta la Ermita de Montserrat, la que hoy hemos heredado como uno de los centros culturales más emblemático de la urbe, explica Carlos Torrent Molina, vicepresidente del Casal Catalán Gener y Guiteras.
Se encuentran en las redes sociales digitales imágenes representativas de la más reciente edición de La Colla, un jolgorio vulnerable a los retos del contexto pero resiliente y siempre oportuno para mostrar el talento de quienes cultivan vívidos bailes y sonoridades de raíces europeas, componentes importantes de la identidad local.
Con 150 años de historia, la belleza todavía pondera en Montserrat, es una belleza múltiple, mística y dominante, superior a los ruidos visuales de las paredes exteriores ahora despintadas del templo.
Un sitio lleno de memoria e idóneo para crear recuerdos, uno de los símbolos de la matanceridad, un espacio generoso que regala a todo el que llega el gusto de mirar a la ciudad al natural.
- ACN
