30 de abril de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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Girón: La epopeya que desafió al imperio 

La mayor de las Antillas, vencedora, legó a la posteridad un claro mensaje: un pueblo decidido a defender su dignidad puede desafiar cualquier poderío externo, por más avasallador que este parezca.
Concebida en los despachos de la CIA y el Pentágono, la operación Pluto se convirtió en uno de los numerosos instrumentos con que Estados Unidos aspiró torcer el destino de Cuba, procurando instaurar en esta un gobierno títere que facilitase la intervención militar directa del gigante norteamericano. En este contexto, la invasión mercenaria dirigida a las costas sureñas de Playa Girón y Playa Larga no solo representaba una amenaza para la Revolución antillana, sino también para la soberanía latinoamericana en su conjunto.
El 15 de abril de 1961, el preludio de la agresión se materializó con el bombardeo de aeropuertos cubanos, con la meta de debilitar la defensa aérea de la Isla. Dos días después, la invasión mercenaria se lanzó con el propósito de asegurar una cabeza de playa. Sin embargo, la estrategia estadounidense desestimó un factor crucial: la determinación de la Revolución cubana y el liderazgo de Fidel Castro.
En menos de 66 horas, la resistencia cubana desmanteló el intento de ocupación. El 19 de abril, tras horas de combate encarnizado, los territorios ocupados por los mercenarios fueron reconquistados. La derrota no solo marcó el fracaso táctico de la agresión, sino que evidenció la vulnerabilidad del imperialismo frente a un pueblo reacio a abandonar su independencia.
La repercusión de la batalla trascendió los límites de la nación caribeña. Con 1,197 mercenarios capturados, un arsenal decomisado y numerosas pérdidas materiales para la fuerza invasora, el revés en Girón puso en evidencia la fragilidad de las operaciones encubiertas de la potencia norteña. Más aún, el sacrificio de 176 combatientes revolucionarios y las secuelas dejadas en cientos de heridos consolidaron la épica de una Cuba que nuevamente se negó a ser doblegada.
 
Para Washington, el impacto fue demoledor. Cinco días después de la derrota, el presidente Kennedy admitió públicamente la implicación de su gobierno, un reconocimiento que representó un golpe al prestigio de la tierra del Tío Sam en la arena internacional. América Latina presenció la primera gran derrota del intervencionismo imperial, y la Revolución cubana emergió como un símbolo manifiesto de pujanza y resistencia.
Girón no solo constituyó una gloriosa epopeya militar; fue un punto de quiebre en la estrategia imperialista de dominación. Lo que se pretendía como una demostración de prepotencia terminó siendo el inicio de una nueva etapa de bregar por la soberanía latinoamericana. Y la mayor de las Antillas, vencedora, legó a la posteridad un claro mensaje: un pueblo decidido a defender su dignidad puede desafiar cualquier poderío externo, por más avasallador que este parezca.

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