12 de julio de 2025

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Concluye en Sauto restauración del Mural de las Musas

Al momento de la terminación de este material, habían concluido las labores de restauración del Mural de las Musas. Sin detener otros trabajos de mantenimiento constructivo, el Sauto abrirá sus puertas el próximo sábado con propuestas diversas durante la etapa de verano.

 

La sala está vacía, en penumbras casi. La luz natural se escurre hacia adentro, cual hilos finos, por los ventanales que dan al patio exterior. El olor a madera inunda los balcones, el escenario y los pasillos. Es un aroma suave a veces imperceptible, pero inalterable, que se funda en la memoria con la imagen física del edificio.

En el interior del neoclásico inmueble impera un silencio profundo, solo perturbado por algunos sonidos del andamio que se yergue en medio de la platea. Desde abajo también se escuchan voces, voces de mujer.

A casi 15 metros de altura, pegadas al cielo de las musas, Lisbeth Caballero Hernández y Anabel del Río Viamonte asumen una labor difícil, pero hermosa y necesaria. “El Mural de las Musas presentaba un agrietamiento, un daño estructural bastante importante.

“No era generalizado, era localizado, pero suponía riesgo si no se intervenía con urgencia porque podía traer consigo posteriores desprendimientos de fragmentos mayores y la pérdida de parte de la capa pictórica. En este caso no hubo desprendimientos de pintura que afectaran la legibilidad de la obra, pero había que actuar”.

A poco menos de seis años de su reinauguración, en 2019, luego de una extendida restauración capital, el coliseo volvía nuevamente a los titulares de Matanzas, esta vez con noticias nada halagüeñas.

Aunque nunca cerró sus puertas, la programación del Teatro Sauto se vio afectada por la existencia de una grieta de más de cuatro metros en el Mural de las Musas, cuyo origen tiene múltiples causas, según la especialista.

“Las causas son variadas y forman parte de las condiciones ambientales actuales del teatro, como la presencia de aerosoles marinos, las vibraciones, los cambios de temperatura, la humedad relativa alta.

“Todo eso produce tensiones en el soporte que es de yeso, un material bastante sensible a estas condiciones y con el tiempo aparecen estos agrietamientos.

“Técnicamente es un ejercicio complejo, además, porque la longitud de la grieta ocupa varias zonas de la decoración donde hay dibujos, diferentes tonalidades y colores. Entonces tuvimos que trabajar con cada una de esas variaciones”.

Con 15 metros y 20 centímetros, el fresco seco al óleo refleja imágenes mitológicas de las musas griegas en ocho carteles grandes y trapezoidales que conforman un extenso mural, del cual los rosetones, las grecas, las hojas en volutas y espirales en la decoración le imprimen unidad e integralidad muralística.

A ello se suma la calidad con que fueron reconstruidos, entre 1966 y 1969, los originales que el arquitecto italiano Daniel Dall´Aglio concibió para el edificio, inaugurado el 6 de abril de 1863.

Con pericia, las jóvenes restauradoras asumieron el complejo proceso de devolverle su imagen renovada a la cubierta de platea. “En lo que corresponde a la parte de la restauración, el objetivo principal es ralentizar este deterioro y evitar daños posteriores.

“Como parte del proceso, primero hicimos una limpieza en el interior de la grieta para eliminar polvo, suciedad, las sales, del mismo material que esté pulverizado. Después realizamos un velado de protección de la capa pictórica con papel japonés en la zona cercana a la grieta.

“Luego se empieza a aplicar, por medio de inyección, consolidantes con material similar al del soporte original. En este caso yeso para hacer un reintegro volumétrico, es decir, rellenar la separación de la grieta. Entonces viene la etapa que es un poco más perfeccionista, artística, que es el reintegro de color, para que se integre toda la zona esa que se aplicó nueva”.

Su belleza artística y las leyendas que se ciernen sobre el Mural de las Musas le aportan un halo mítico al imponente inmueble neoclásico. Por los valores que atesora, desde el punto de vista histórico y artístico, se incluyó en el inventario del Patrimonio Mural en el año 2017, lo que supuso un reto mayor para ellas.

No obstante, gracias a su preparación y a una experiencia previa muy similar en el teatro, llevaron a feliz término tamaña responsabilidad. “Se hizo una planificación de un mes para estas labores, previendo posibles complicaciones, porque uno se hace una idea y luego cuando subes ves realmente cómo está la situación.

“Nos fue bastante bien con los procesos, avanzamos bastante rápido. Sencillo, entre comillas, también por la experiencia que ya teníamos, la trabajamos con éxito.

“Desde el primer momento empleamos materiales reversibles. La restauración es un proceso muy respetuoso con el original. En el reintegro, por supuesto, tiene que diferenciarse, tiene su técnica específica; en este caso con acuarela.

“Habíamos tenido una experiencia aquí en el teatro con el mural, una situación bastante similar. Entonces ya teníamos un antecedente de trabajo aquí y Kalec no dudó entonces en buscarme”.

Anabel del Río Viamonte se graduó de la Escuela de Artes Plásticas de Matanzas y estudió después restauración en el Instituto Superior de Arte. Al llegar a la ciudad, encontró en Matiz, oficio de arte la manera de poner en valor sus conocimientos y enriquecerlos con soluciones prácticas.

Varias edificaciones patrimoniales recibieron durante diez años el beneficio de la profesionalidad del grupo especializado en restauración, entre ellas la sede del CITMA, el Palacio de Junco, la Catedral, “una experiencia muy bonita que tuvimos también fue trabajar con una pieza del Museo de Arte, que era un abanico perteneciente a Dulce María Loinaz, un trabajo que guardamos con mucho cariño y fue una experiencia inolvidable.”

El grupo Matiz, que también intervino en el Salón de los Espejos del coliseo yumurino, encontró su fin cuando la mayoría de sus miembros salieron del país. Sin embargo, cada uno de ellos siguió muy de cerca el proceso de restauración del mural.

“Enseguida me comuniqué con ellos, porque además hay muchísimas cosas de hace ya bastante tiempo que trabajamos y a veces la memoria falla un poco. Nos comunicamos y así, desde la distancia, han estado bastante presentes y los mantengo muy al tanto de lo que se va haciendo”.

Digna representante del neoclásico, la obra resalta como pintura y decoración mural. En ella se aprecia la belleza ideal, serena, el culto a la antigüedad clásica, elementos que la distinguen como muestra del principal estilo artístico desarrollado en la Matanzas del siglo XIX.

Conocedoras de la trascendencia de su oficio, Lisbeth y Anabel asumieron con total profesionalidad y entrega la restauración del mural, entre los elementos más conocidos del Sauto, “siempre sobre el respeto al patrimonio y a las obras originales.

“Muy comprometidas por supuesto con esta profesión y con la ética y el respeto que lleva, porque se trata de obras patrimoniales. Ese es nuestro motor impulsor porque cada una de ellas es un testigo único de una época de esplendor en la cultura matancera y es digno de conservar. Hay que conservarlo para las futuras generaciones”.

Al momento de la terminación de este material, habían concluido las labores de restauración del Mural de las Musas. Sin detener otros trabajos de mantenimiento constructivo, el Sauto abrirá sus puertas el próximo sábado con propuestas diversas durante la etapa de verano.

  • Fotos de Ernesto Cruz

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