28 de marzo de 2024

RADIO 26 DESDE MATANZAS

Emisora provincial de Radio de Matanzas, Cuba: «La Radio de tu Corazón»

Alfredo Zaldívar, la literatura y el elixir de la edición

“Cuando escribo y cuando leo soy feliz, cuando disfruto del arte o de una buena amistad. Cuando amo. Cuando edito. Editar me hace feliz”. Esa confesión brota del escritor y director de Ediciones Matanzas, Alfredo Zaldívar Muñoa, Premio Nacional de Edición 2012, considerado una de las personalidades más relevantes y activas de la intelectualidad cubana.

“Cuando escribo y cuando leo soy feliz, cuando disfruto del arte o de una buena amistad. Cuando amo. Cuando edito. Editar me hace feliz”. Esa confesión brota del escritor y director de Ediciones Matanzas, Alfredo Zaldívar Muñoa, Premio Nacional de Edición 2012, considerado una de las personalidades más relevantes y activas de la intelectualidad cubana.

Proyectando una entrevista con rasgos biográficos, organizo las preguntas que desde hace tiempo se agitan en mi mente tanto por inherente curiosidad como por el deseo de conocer cómo piensa este hombre que signa y siente por la cultura en Matanzas desde hace casi cinco décadas.

Sé que nació el 26 de abril de 1956 en Holguín, pero ¿cuándo arriba a esta tierra de ríos y puentes?

“Llegué aquí con 17 años a estudiar Topografía. Era el Instituto Álvaro Reynoso donde se cursaba esa especialidad en aquel momento, la cual apenas conocía, pero me motivó cuando nos pidieron que en vez de seguir el pre comenzáramos carreras técnicas para ayudar al país. Yo fui de los que dio el paso al frente. Tiempos heroicos. Entonces no tenía vocación definida, aunque siempre el arte y lo intelectual me resultaron atractivos. Escribía desde la primaria y me atraía el teatro, sobre todo”.

¿Y en qué circunstancia se relaciona con la literatura?

“Eran común por los años setenta los talleres literarios. Tengo que mencionar a la profesora Circe Álvarez del Puerto, quien tuvo la idea de crear uno en el Instituto  y así pronto me vinculé al Taller Literario municipal y a la entonces Brigada Hermanos Saíz”.

Recuerdo de aquella época el surgimiento de la Casa del Escritor, adjunta a la de la Trova, en plena Plaza Fundacional y rememoro también la presencia entusiasta de Zaldívar, porque no hay quien le arrebate el mérito de promotor cultural a todo vuelo. Fue la cimiente de la editorial más sui géneris del país…

“Vigía surge dentro de la Casa del Escritor. Yo era el responsable de esa institución casi fantasma, pues no había plaza de director y yo era el único trabajador. Fue una necesidad de los escritores jóvenes que no teníamos donde publicar y lo empezamos a hacer con los recursos que llegaban a nuestras manos. Un mimeógrafo y papeles pobres. Así empezó aquella aventura que luego tendría los éxitos que ya sabemos”.

¿Y Ediciones Matanzas?

Con esta editorial tengo una historia muy coherente creo. Fue la primera editorial donde publiqué, luego sería editor en ella, más tarde comencé a dirigir la revista Matanzas de ese sello y finalmente en 2006 asumí la dirección. Desde entonces acá es el centro de mi vida, como lo fue Ediciones Vigía en los quince años en que allí trabajé.

“Pienso que Vigía fue mi ensayo. Mi puesta en escena es Ediciones Matanzas.”

Alfredo Zaldívar es poeta y narrador, con múltiples premios, libros publicados y parte de su obra recogida en diversas antologías nacionales y extranjeras. Le he escuchado decir décimas, versos libres, prosa poética, además de apreciar sus investigaciones y reseñas críticas en diversas publicaciones, pero conozco que tiene sus preferencias…

“He publicado varios libros. Tengo a punto de salir una novela. Puesto a preferir, a pesar de que Trillos/precipicios/concurrencias me ha dado muchas satisfacciones: Premio del Bicentenario de Milanés, Premio Nacional de la Crítica, y con tres ediciones, la última de ellas bilingüe, en Estados Unidos, con traducción de Margaret Randall, yo prefiero La vida en ciernes. Recientemente logré publicar mi novela Vida y obra del trimicrobiado y cosmogónico vate de la ética y vate imán Antonio Eulogio Hernàndez Alemán, conocido como Seboruco,

“Es un libro donde predomina el humor. Creo que también hay mucha teatralidad, cuenta que saldo con este libro. Me río de  las ocurrencias de este cubano, matancero versador”.

¿Posee una temática más reclamante en su poesía que otras?

“Cuando abordo la realidad social no suelo ser muy metafórico. Más bien elijo ser directo. No tengo una temática única. Lo social está implícito en cualquiera de las temáticas que abordo, ya sea amorosa, familiar o existencial.”

Por lo diáfano del rostro confirmo su sentimiento de felicidad.

“Con toda vanidad me hace feliz que se me haya otorgado el Premio Nacional de Edición por la obra de toda la vida, porque es el reconocimiento más alto al que puedo aspirar en mi profesión.  Ser feliz es un disparate y de vez en cuando suelo serlo. Me sucede con mucha más frecuencia que lo contrario.”

Hubo un período en que vivió en España y de pronto regresó a Cuba.

“Estuve trabajando en España más de dos años con un permiso del Ministerio de Cultura. Fue una etapa muy especial. Pude establecerme allí, pero mi lugar en el mundo está en Cuba y más aún en Matanzas, de la que no he podido salir jamás, ni siquiera en ese tiempo afuera”.

A pesar de su sonrisa, observo cierto matiz de tristeza en sus ojos y le digo: No todo ha sido bueno en su vida ¿Qué le angustia?

“Me angustian muchas cosas. La mala memoria. Lo banal en el arte, que lamentablemente pulula. La hipocresía. La falsedad de tanta gente. El mundo cada vez más dividido. La prepotencia de los poderosos tanto cono el servilismo de los cobardes. Pero son muchas más las cosas que me dan felicidad. Soy de los que ven el vaso medio lleno”.

En el último año se produjo un alumbramiento lírico musical, con la creación del espacio “Concilio de las aguas”, que él dirige y conduce junto a la trovadora Lien Rodríguez y un grupo de poetas que declaman textos de autores renombrados, pues como el mismo considera pasamos a una época en que prevalecerá el “libro vivo o en vivo”.

Quiénes lo ven dirigiendo también la Casa de las Letras Digdora Alonso u organizando una tertulia o un café literario en la Casa de la UNEAC yumurina o el famoso Miércoles de Poesía en el Archivo Histórico provincial, donde viviera el poeta José Jacinto Milanés, se percatan de cuánto trabaja y disfruta de sus  labores y cómo se deleita cuando camina por esta bella ciudad; quienes lo ven, no dejan de percibir su sentimiento especial por Matanzas…

“Es el sitio en que ¡tan bien se está!, con todos sus horrores incluidos. No concibo vivir mucho tiempo alejado de esta ciudad a la que llegué hace 48 años. Y digo, no sé cómo pude nacer tan lejos del San Juan, de esa bahía”.

 

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