25 de abril de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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Eneida Guillén Santos: heredera de una historia (+audio)

Eneida Guillén Santos constituye heredera de una de las historias más interesantes de Matanzas. Así como un amante del café se siente atraído por el singular aroma que desprende,  esta mujer se apasiona cada vez más por los relatos que su padre Nemesio Guillén guardaba con recelo en su memoria sobre el cafetal La Dionisia

Eneida aún vive en la casa fundada en el año 1820 por la primera familia que vivió allí, los franceses Don Francisco Rouviere Durán y Doña Dionisia Giraud Le Riech.

 

Eneida Guillén Santos constituye heredera de una de las historias más interesantes de Matanzas. Así como un amante del café se siente atraído por el singular aroma que desprende,  esta mujer se apasiona cada vez más por los relatos que su padre Nemesio Guillén guardaba con recelo en su memoria sobre el cafetal La Dionisia.

Eneida aún vive en la casa fundada en el año 1820 por la primera familia que vivió allí, los franceses Don Francisco Rouviere Durán y Doña Dionisia Giraud Le Riech.

Esta hacienda fue propiedad del francés Don Francisco Rouviere Durán y Doña Dionisia Giraud Le Riech, quienes en 1820 compraron este cafetal. Cuando ambos fallecen, el primogénito, Francisco, adquiere la responsabilidad del lugar y en honor a su madre concede el nombre de Cafetal La Dionisia como se conoce actualmente.

Casa Colonial fundada en 1820. Aún se conserva su estructura.

Eneida cuenta como un dato curioso que La Dionisia fue uno de  los primeros lugares en Matanzas donde se aplicaron los apareamientos forzosos. Ante el cese de la trata negrera, Simón comienza a practicar este método con el objetivo de producir esclavos propios. Para desarrollar este proceso, existía una habitación pequeña con una sola puerta, la cual se cerraba por fuera.

Dentro de la misma se situaba al esclavo padre, llamado así por presentar aquellas características apropiadas para la reproducción. De esta forma la dotación de esclavos aumentaba y podían incluso vender algunos a buen precio.

Ruinas de la habitación donde se realizaban los apareamientos forzosos.

Cuando el francés se marcha de Cuba, un hombre de apellido Granado compra la finca y más tarde la vende, convirtiéndose entonces la familia de Eneida en los actuales propietarios del cafetal La Dionisia.

A cada instante Eneida se muestra nostálgica, extraña inmensamente a su padre, conoce la historia muy bien, pero siente que le faltan detalles, sin embargo, no se atreve a ver algunos videos que guarda de Nemesio en los cuales cuenta la historia de La Dionisia.

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