En primer término, su estructura coreográfica: es un baile de pareja enlazada, pausado, elegante y de gran sobriedad. Se caracteriza por pasos cortos y arrastrados, que mantienen un contacto casi constante con el suelo.
Se añade el juego de caderas natural y hombros serenos.
Utiliza figuras geométricas que se dibujan en el suelo, lo que algunos llaman caja, vuelta y lazo, dentro de un clímax en la parte del «montuno» o sección final, donde la música se vuelve más sincopada y los bailadores pueden mostrar su virtuosismo.
Evolución orquestal
Se interpretaba originalmente por una orquesta típica o de viento (cornetín, figle, clarinetes, trombón, bombardino, timbal, güiro).
Luego fue adoptado por charangas francesas (flauta, violines, piano, contrabajo, timbal, güiro), formato que lo popularizó enormemente.
Desde su creador, el matancero Miguel Failde, surgieron grandes compositores entre estos, Antonio María Romeu. La Orquesta Aragón y la Orquesta Failde lo han elevado a alturas artísticas sublimes con premios y nominaciones en los Grammys Latinos.
Vale reconocer, que en Cuba, durante algunas décadas de finales del siglo XX, los públicos se inclinaron hacia la canción, el bolero, la balada y la trova, pero ellos no impidió que se mantuviera en el repertorio de importantes orquestas populares.
Sin embargo, desde principios del XXI experimentó un renacimiento, tomaron fuerza los clubes de Amigos del Danzón, las asociaciones, peñas y festivales, como el Internacional del Danzón en Matanzas, primero, y luego en La Habana, los cuales atraen a jóvenes deseosos de conectarse con sus raíces.
En 2021, el danzón fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación cubana, un reconocimiento oficial a su valor intrínseco.
Actualmente existe el empeño de ser declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, en cuya labor trabaja intensamente el joven Ethiel Failde y su popular Orquesta, con su presencia en Cuba y México, plazas fundamentales para esta aspiración.