3 de mayo de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Por el Mar de las Antillas

Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel. Este barco-libro, escrito por el Poeta Nacional, sigue siendo una de esas propuestas de imprescindible lectura si de poética para niños en las letras cubanas se trata.
Por el Mar de las Antillas

El presente volumen es el único que escribiera el principal representante de la poesía negra o mulata para los niños, pero recibió las mejores críticas.

Por el Mar de las Antillas
El presente volumen es el único que escribiera el principal representante de la poesía negra o mulata para los niños, pero recibió las mejores críticas.

Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel. Las borrascas del tiempo no han podido desviarlo y a puerto seguro lo guían siempre las aguas del Caribe. Este barco-libro, escrito por el Poeta Nacional, sigue siendo una de esas propuestas de imprescindible lectura si de poética para niños en las letras cubanas se trata.

¿El primer puerto? El corazón de Sapito y Sapón, dos amigos que nos acompañarán a lo largo de ese viaje de magia y realidad en el entorno antillano. “¡Qué calles más rectas las de Quimbombó! ¡Qué limpias las casas hechas de algodón!” Nicolás Guillén dibuja desde la musicalidad de sus versos un paisaje únicamente visible para quienes saben mirar con los ojos de un niño.

46 años después de su publicación este volumen convida a descubrir adivinanzas y canciones de elevado vuelo en un mundo de luz y libertad, sin esclavos, donde el colibrí y la primavera elevan sus voces para celebrar la vida.

Sapito y Sapón
A sus 45 años el Poeta Nacional escribió el poema Un son para niños antillanos, principal inspiración para que 30 años después publicara este libro.

Mar adentro divisamos otra embarcación. Desde el yate Granma nos saluda una tripulación soñadora, mientras el autor invoca aquel nombre y casi toca su frente.

El viento sopla a favor, se aseguran las amarras y a ritmo del son desembarcamos en Angola, donde el capitán de nuestro velero repite muy alto sus versos cubanos dedicados a esa tierra en el afán de ahuyentar la soledad.

Durante el recorrido, la paloma, la caña y la ardilla dibujan nuestros pasos y Águeda del Ecuador nos envía una flor dorada, un beso, la selva, la llanura; justo antes de que el poeta selle el paseo con su fábula, para recordarnos que solo pueden triunfar los más valientes.

Luego, con el alma rebosante, elevamos ancla, izamos velas de regreso a nuestro hogar y desde allí abrazamos la certeza de que, por el Mar de las Antillas un barco de papel no deja de navegar hasta el infinito.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *