Al delegado del Poder Popular hay que respetarlo

No es un secreto que los delegados del Poder Popular son personas sacrificadas, que realizan sus funciones en el llamado tiempo libre, en ese que se requiere para resolver las necesidades personales y familiares.

Por su trabajo frente al Gobierno de la comunidad no perciben salario, tampoco reciben beneficios materiales, pero sí se le debe respeto, tenerlos en cuenta y contar con ellos cuando se trata de hacer acciones en su circunscripción. No se puede omitir su autoridad y pasar por encima de ellos.

El corte de los árboles de la calle San Luís, de la ciudad de Matanzas, creó inconformidad en algunos matanceros, quizá por falta de comunicación, por no conocer de las afectaciones que esas plantas causaban a la acera, pisos de las casas y drenaje de aguas albañales, entre otros daños constructivos.

Ya publiqué criterios de vecinos dando su aprobación a la tala. También me entrevisté con Alexis Pérez García, una mujer que lleva 35 años como delegada de esa circunscripción y fue, además, trece años presidenta del Consejo Popular, de Pueblo Nuevo, por lo que considero que tiene prestigio ganado y autoridad suficiente.

Ella me contó que ese era un planteamiento envejecido, que los vecinos repetían en cada asamblea de rendición de cuentas. Ya hasta se habían olvidado de él porque no tenían respuesta.

Cuál no sería mi sorpresa al conocer que la delegada desconocía que esos árboles habían sido talados en horas de la mañana, el mismo día que la visité. Ningún funcionario, de los que orientaron ejecutar el trabajo, se lo comunicó, precisamente a ella, que sistemáticamente lleva el planteamiento de los electores a la Asamblea municipal.

Es inadmisible que cosas como esta ocurran en las narices de todos. El delegado es una autoridad comunitaria, por tal motivo merece el respeto, tanto de los electores, como de los directivos superiores. Saquemos experiencia, una vez más.