8 de octubre de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Síndrome febril inespecífico y la fumigación

La fumigación es necesaria, pero no suficiente. Las arbovirosis se enfrentan con un sistema de medidas coherentes, disciplina social y una comunicación honesta

Muchos consideran que la fumigación es la principal solución al incremento de casos de arbovirosis en varias provincias, incluida Matanzas. Sin embargo, esa medida por sí sola resulta insuficiente: el problema exige un enfoque integral.

En Cuba, los mosquitos son tan antiguos como los primeros habitantes de la Isla y lo esencial siempre habría sido prever para no tener que lamentar. La falta de sistematicidad en la fumigación, en las visitas de los operarios de vectores y las labores larvicidas, unidas a la intermitencia en la recogida de desechos sólidos, el aumento de la basura y, seamos claros, la poca higiene en comunidades y viviendas, han creado un terreno fértil para la propagación de estas enfermedades.

A ello se suman los problemas de abasto de agua, que obligan a almacenar el líquido en condiciones poco seguras y un clima que favorece la proliferación del mosquito. Todo esto ha terminado por agravar un escenario que pudo haberse manejado con mayor previsión y disciplina social.

Lo mencionado arriba, usted, querido lector, lo sabe, lo padece y lo sufre. Aunque no soy especialista en el tema, quiero compartir algunas consideraciones que, manejadas de forma integral, podrían favorecer un mejor control.

Primero, está el tema de la población enferma. Un por ciento nada despreciable de personas tiene en su organismo virus como el dengue o el chikungunya durante varios días. Aunque estas enfermedades no se transmiten de persona a persona, el mosquito actúa como intermediario, lo que convierte a cada enfermo en una fuente potencial de contagio. Por eso se recomienda mantenerlos, en la medida de lo posible, aislados bajo mosquitero. No es exageración, es una medida de salud pública elemental.

Segundo, la fumigación. Los ciclos cada 22 días son determinantes para impactar en la población de mosquitos adultos. Pero aquí hago un alto: una bazuca demanda cuatro litros de petróleo, uno de gasolina y el insecticida. Si el sistema de Salud no cuenta con combustible, es hora de que todos los organismos se alinien. Incluso podrían sumarse trabajadores por cuenta propia que ofrecen este servicio. La solución no puede recaer solo en el sector estatal.

Tercero, hay que entender que el mosquito adulto no lo es todo. Aunque se logre estabilizar la fumigación hoy, muy focalizada en los casos de dengue y en las zonas más complicadas, esa medida solo impacta al mosquito adulto. Lo más importante sigue siendo eliminar las larvas: romper el ciclo.

Cuarto, eliminar criaderos. Para controlar las larvas es imprescindible eliminar el medio en que se desarrollan. Al Estado le corresponde estabilizar la recogida de desechos sólidos y buscar alternativas, como el uso de carretones cuando falle el transporte automotor. Establecer horarios para sacar la basura y ser rigurosos con su cumplimiento puede marcar la diferencia. Imponer multas, si es necesario, también. A veces la disciplina se logra solo cuando hay consecuencias.

Quinto, el papel de la familia. Aun con un entorno saneado, la responsabilidad dentro de los hogares es ineludible. El autofocal resulta fundamental: mantener los tanques y recipientes de agua bien cerrados, aplicar abate y adoptar medidas simples que cortan la reproducción del vector. No hay fumigación que compense un patio lleno de depósitos destapados.

Sexto, el rol de los trabajadores de vectores. Su labor larvicida es vital y debe reforzarse con más recursos, organización y control. Son la primera línea de defensa, pero muchas veces trabajan con limitaciones materiales que reducen su eficacia.

Y finalmente, la comunicación. Es un eslabón débil en esta cadena. Informar con claridad y transparencia ayuda a generar confianza y participación ciudadana. Sería muy oportuno, por ejemplo, explicar qué avances ha tenido la vacuna contra el dengue, cuyo desarrollo inició en 2023 o si resulta viable aplicar en Cuba la técnica del insecto estéril, que ha mostrado resultados alentadores en otros países. La población necesita saber qué se está haciendo y por qué.

En conclusión, la fumigación es necesaria, pero no suficiente. Las arbovirosis se enfrentan con un sistema de medidas coherentes, disciplina social y una comunicación honesta.

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