Un amasijo de emociones sobrevino entonces en una Isla que despedía, con infinito dolor, a la más autóctona de sus flores, a la incansable guerrillera, a la heroína de la sonrisa diáfana, a la líder natural y querida… a la madrina de todos.
Celia Sánchez
Esa fue Celia: grande en su abnegación heroica y en su lealtad incondicional, grande en su identificación con el pueblo, en su amor a la obra de la Revolución y en su interés apasionado por los demás