FEU: Continuidad más allá de la juventud (+audio)
En la memoria viva de la nación cubana, pocas organizaciones han encarnado con tanta fuerza el espíritu rebelde y transformador de la juventud como la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
Más de un siglo de historia
Nacida el 20 de diciembre de 1922 bajo el impulso visionario de Julio Antonio Mella, la FEU no fue simplemente una agrupación estudiantil: fue el despertar de una conciencia colectiva que convirtió las aulas en trincheras y la voz de los universitarios en un clamor de dignidad frente a la república neocolonial.
Desde entonces, su historia se entrelaza con las más intensas batallas por la soberanía y la justicia social, consolidándose como símbolo de continuidad revolucionaria y vocera legítima del estudiantado cubano.
Su impronta histórica se evidencia en la participación activa contra las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista, donde muchos de sus miembros ofrecieron su vida en aras de conquistar una patria libre.
La FEU se consolidó como espacio de formación política y acción social, gestando proyectos que trascendieron el ámbito académico y se extendieron hacia la nación.
José Antonio Echeverría, designado Presidente de Honor, encarna ese espíritu de entrega y sacrificio que convirtió a la organización en referente de compromiso y rebeldía.
Tras el triunfo revolucionario de 1959, la FEU asumió nuevas responsabilidades como defensora de los logros sociales y promotora de la cultura, la ciencia y la educación.
Su participación en la Campaña de Alfabetización, en el movimiento de artistas aficionados y en el impulso de la investigación científica reafirmó su papel como puente entre universidad y pueblo. Con más de 110 mil miembros, estructurados desde brigadas hasta el Secretariado Nacional, la organización se posicionó como motor de transformación social y garante de la continuidad revolucionaria.
La trayectoria de la FEU también se ha expresado en sus congresos, que desde 1979 han marcado hitos en la reflexión crítica y en la definición de estrategias para el futuro. Bajo lemas como “Esforzarse más, esforzarse siempre” o “Todo tiempo futuro tiene que ser mejor”, estos encuentros han convocado a miles de estudiantes y dirigentes, con la presencia de figuras como Fidel Castro, y han servido para reafirmar la vocación patriótica, la combatividad y la responsabilidad social de los universitarios.
Las distinciones internacionales recibidas, como la Medalla 17 de Noviembre de la Unión Internacional de Estudiantes, confirman su prestigio más allá de las fronteras nacionales.
La FEU, el Partido y Pedro Betancourt
En el municipio de Pedro Betancourt, esta organización juvenil se enlaza con la tradición histórica y con la energía creadora de las nuevas generaciones.
El Buró del Partido en este territorio matancero reconoce en la FEU «un interlocutor esencial, capaz de acompañar y nutrir el proceso revolucionario con frescura y dinamismo».
Así lo expresó a nuestra emisora Yanelis Pérez Souza, coordinadora política de esta estructura, al subrayar la importancia de respaldar y potenciar ese protagonismo juvenil que caracteriza a esta legendaria pero siempre joven organización.
La trascendencia de la FEU radica en su capacidad de representar al estudiantado, canalizar sus inquietudes y defender sus intereses, al tiempo que fomenta la preparación académica, el apego a la cultura y la identidad nacional, y la solidaridad internacionalista. Su voz ha sido escuchada en momentos cruciales de la nación, contribuyendo a consolidar la identidad de la juventud como protagonista de la historia y como fuerza transformadora de la sociedad.
Hoy, a más de un siglo de su fundación, la FEU continúa siendo símbolo de continuidad y renovación. Su legado histórico se proyecta hacia el futuro como garantía de que las nuevas generaciones mantendrán viva la tradición de lucha, pensamiento crítico y compromiso revolucionario.
En su quehacer cotidiano, la organización reafirma que la universidad no es solo un espacio de formación académica, sino también un escenario de participación política y de construcción de ciudadanía, donde la voz estudiantil se erige como columna vertebral de la nación cubana.
