Por ese año que se va…
SE DESPIDE UN año y Matanzas, abrazada a sus aguas, custodiada por el Pan, transcurre sus horas con la parsimonia de todos los días. La cotidiana prisa de la modernidad no le sienta a mi ciudad, eterna dama antigua, cruzada por puentes y alabada por músicos, pintores, teatristas y poetas.
Es tiempo de reflexión, ideal para detenernos un instante y mirar el camino recorrido, sopesar lo acontecido, tratar de enmendar aquello en que nos equivocamos y proponernos alcanzar propósitos más altruístas, que nos hagan mejorarnos a sí mismos.
Es época también para saldar viejas deudas, no monetarias, sino de amor, de amistad, de comprensión. Piense a quién no le tendió la mano ante el precipicio, a quién le negó la palabra precisa en el momento exacto, a quién no llegó por timidez, a quién no le jugó sin trampas. Límpiese de rencores y falsas concepciones.
Ahora puede empezar de nuevo –siempre puede comenzarse de cero–, si es que de enmendar rutas o erigir proezas se trata. Ante nosotros se inicia una nueva etapa, enero es mes propicio para trazarse metas, para empinarse hasta la próxima altura que no ha alcanzado aún. Para atreverse a alcanzar los sueños, por más imposibles que estos parezcan.
Créame que en el mundo, en este preciso instante, hay alguien pensando un usted, porque siempre somos importantes para alguien. Siéntase imprescindible, valore que en cualquier lugar del universo, ahora, hay seres que sufren frío, hambre, violencia, que son víctimas del egoísmo humano.
La vía está delineada, es muy fácil seguirla. Ayudemos a engrandecer la obra con algo de nosotros mismos, con ese esfuerzo cotidiano, que no por habitual deja de ser importante.
Rindamos honor a ese año que se va, a quienes labraron la historia de la cultura matancera –famosa hasta allende los mares-, gracias a mucho de lo cual hemos merecido, durante años, ese entintado sobrenombre de Atenas de Cuba.
El 2024 fenece. Dentro de solo pocas horas cambiaremos el último dígito del año y comenzaremos a vivir un nuevo lustro. Inclinémonos ante la obra creada; toca a los hombres y mujeres de hoy, enaltecerla.