CNOC: un referente para el movimiento sindical cubano
El año 1925 marcó un hito en la historia de nuestro movimiento obrero cuando el 7 de agosto, bajo el liderazgo de importantes figuras entre las que destacó Alfredo López Arencibia, emergió la Confederación Nacional Obrera de Cuba, devenida vocera de la masa trabajadora antillana en una época de intensa lucha de clases y explotación laboral.
El también fundador y dirigente de la Federación Obrera de La Habana intencionó la creación de la referida estructura en el Segundo Congreso Nacional Obrero que acogió la Perla del Sur a inicios de febrero del propio año y que, al materializarse, agrupó en su haber a anarcosindicalistas, socialistas, reformistas y comunistas y, precisamente, tuvo en el primer Partido Comunista que Mella y Baliño fundaron varias jornadas después, a uno de sus más incondicionales y fructíferos aliados.
Encauzada hacia el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de la clase obrera y a hacer frente al tiránico régimen de Gerardo Machado, la organización protagonizó notorias movilizaciones populares entre las que sobresalen la histórica huelga que en agosto de 1933 puso fin al machadato y la que en marzo de 1935 resultó brutalmente reprimida por el gobierno de Batista-Caffery-Mendieta y desembocó en la ilegalización de la insurgente estructura y la persecución de sus líderes.
Pese a los desafíos, la Confederación continuó operando desde la clandestinidad, llegando a efectuar su IV Pleno en julio de 1935, donde el funcionamiento interno, la condena a las elecciones generales anunciadas por el régimen de Carlos Mendieta y el establecimiento de los frentes único y popular antiimperialista, además de la unidad sindical, fueron las temáticas preponderantes. De igual forma, el organismo mostró el 10 de agosto su solidaridad con Etiopía y China, así como su respaldo a la Unión Soviética.
Asimismo, bajo la premisa de unificar el movimiento sindical, confluyeron sus mayores precursores en el Segundo Congreso Obrero Latinoamericano, acaecido en 1938 en México, y que motivó la realización del Congreso Constituyente de la Confederación de Trabajadores en nuestro país, con cerca de 1500 delegados partícipes y donde el popular dirigente Lázaro Peña asumió como secretario general.
La primera central proletaria de la Isla quedó disuelta entre el 23 y 28 de enero de 1939, cuando fue constituida en su lugar la Confederación de Trabajadores de Cuba que, a su vez, originó la actual Central de Trabajadores de Cuba, hogar de todos los sindicatos del país y heredera del espíritu combativo y laboriosidad de sus predecesoras, siempre velando por los intereses de la sociedad antillana y el cabal cumplimiento de los derechos de aquellos que orgullosamente, integran sus filas.
