26 de enero de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Ilustres educadores cubanos: José Martí y Pérez  

“El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos”.

Martí recogió una valiosa herencia pedagógica de avanzada, representada en Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Rafael María de Mendive y otros destacados maestros a los que, incluso, dedicó algunas de sus crónicas. Su ideario está presente en nuestra gran obra educacional y se concreta en una serie de elementos entre los que se destacan la educación intelectual sólida con carácter científico; la educación moral sobre principios éticos del patriotismo; el latinoamericanismo; la honradez; la sinceridad; la modestia; y la igualdad de derechos.

Para Martí la educación que ofrece la escuela, tiene que estar necesariamente de acuerdo a su tiempo y al respecto expresó, “educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote, es preparar al hombre para la vida”.

El Apóstol, con la decisión de incorporarse al ejército libertador, brindó una clase maestra frente a los que por cuidarlo o por desprecio, defendían la idea de que no debía o podía dar semejante paso. Y murió como lo predijo en uno de sus versos sencillos, “de cara al sol”.

Presentar la concepción martiana de la educación requiere partir de su concepto de que esta no es más que: “las aspiraciones delicadas, superiores y espirituales de la mejor parte del ser humano.”

Sobre el significado de la educación dijo en su día el Héroe Nacional: “Educar es poner coraza contra los males de la vida”. “La educación ha de ir a donde va la vida. Es insensato que la educación ocupe el único tiempo de preparación que tiene el hombre, en no prepararlo. La educación ha de dar los medios de resolver los problemas que la vida ha de presentar. Los grandes problemas humanos son: la conservación de la existencia y el logro de los medios de hacerla grata y pacífica”.

Y a eso se dedicó desde el aula, la literatura, el periodismo y su ejemplo de revolucionario cabal, al mostrar sus profundas raíces americanas, sus luchas, sus logros y sus deberes con un futuro mejor.

Defendió la necesidad de aprender sobre la agricultura y su cultivo, la educación mecánica en los talleres, la utilidad del trabajo manual, al que atribuyó ventajas físicas, mentales y morales. En el trabajo Escuela de Artes y Oficios, publicado en La América, en noviembre de 1883, exhortó: “Quien quiera nación viva, ayude a establecer las cosas de su Patria de manera que cada hombre pueda labrarse en un trabajo activo y aplicable una situación personal independiente».

Dijo que Instrucción no es lo mismo que educación: aquella se refiere al pensamiento y esta principalmente a los sentimientos. Sin embargo, no hay una buena educación sin instrucción. Las cualidades morales suben de precio cuando están realzadas por las cualidades inteligentes.

Y acotó: “El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos”.

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