Magaly Bernal en el corazón de la Radio matancera
Decir Magaly Bernal es tener seguridad de que hablamos de Radio, de una artista con un talento y versatilidad insospechados, una mujer actriz o viceversa, que amó hasta la sinceridad de su ser, el arte al que entregó su alma.
Magaly Bernal murió este 19 de julio, y los oyentes, espectadores, compañeros de trabajo sabemos sin más argumentos que su historia de vida, que nos deja físicamente la Maestra radialista de la locución y actuación matancera.
Radio 26, la casa donde hizo feliz sus sueños profesionales y consolidó una familia de creadores le rinde homenaje a la Premio Nacional de Radio con el trabajo de la periodista Liannys Díaz Fundora, titulado «Las dos vidas de Magaly Bernal».
Ella creció creyendo que poseía muchas otras personas dentro, solo tenía que lograr que salieran. De pequeña hacía piruetas delante del espejo disfrazada con cuanta ropa encontrara. Le gustaba mataperrear en la calle, tanto o más que jugar a las muñecas. A la par, el mundo del arte llamaba sobremanera la atención de aquella inquieta niña que mostraba especial interés por la vida cultural de la Atenas de Cuba.
“Yo me sentía artista cuando no levantaba ni tres cuartas del piso, creo que eso le pasa a todos los actores. Necesitaba que me descubrieran o hacer que me descubrieran, y fue así como comenzó lo que llamo la monería, destacarme para que se fijasen en mí.
“Me gustaba declamar y cantar. En la escuela siempre me encaminé hacia ese tipo de cosas. Mi maestra de español decía que yo tenía muy buena interpretación. Cuando me tocaba leer un cuento donde aparecían varios personajes, les cambiaba la voz”. Así cuenta la actriz Magaly Bernal Hernández cómo empezó su inclinación por una de sus pasiones.
Habla despacio, acomoda su pelo color caoba, matizado por la nieve de los años, y busca en el libro de sus recuerdos los momentos exactos para narrármelos.
“Mi hermano mayor, Armando Crespo Hernández, es actor y director, y por eso tuve la suerte de verme involucrada en todo aquel ambiente artístico que emergía en la Atenas de Cuba. A él le pedí que me llevara al teatro Sauto para ver si podía ser cantante. Al final, tanto le di, que como tres meses después me llevó. Tenía una canción más que machacada, por lo que los guitarristas del Trío Castillo se quedaron locos conmigo”, cuenta Magaly con una naturalidad envidiable. Parece estar allí, en plena audición. Vuelven los nervios y sonríe.
“Comencé a ir con mi hermano a los ensayos con el trío. Él generalmente se alistaba para una puesta en escena o tenía clases en la academia de actuación. Cuando terminaba iba a esperarlo. Un día el profesor preguntó quién yo era y me invitó a pasar”. En ese instante, con apenas 11 o 12 años, la futura actriz recibió su primera lección.
Más tarde tomó también clases de piano y formó parte de en un grupo de danza. En continuos intentos por probar su talento como actriz, se presentaba a cuanta prueba de aptitud encontrara.
“Cuando fundan el grupo de teatro para aficionados de Matanzas, Denis Ferrera era el director. Mi prima Xiomara Fernández me acompañó a la prueba de aptitud y desde ese momento nos quedamos las dos en el colectivo escénico. También conformamos el segundo grupo, y tuvimos nuestros contratiempos porque éramos menores de 18 años, pero finalmente nos aceptaron.
“Mi primera puesta en escena como actriz profesional fue El médico a palos, de Moliere, en el año 1963, y estuve ahí hasta el 70, cuando decidí irme. El teatro me gustaba, pero se suscitaron cambios con respecto a las puestas y la dramaturgia que no me entusiasmaban mucho”.
Mientras tomamos café, detalla sus empeños para formar parte del Grupo Dramático de Radio 26. “La radio de mi corazón”, me asegura sonriente.
“Cuando llegué no había plazas para el Dramático, pero a pesar de ello hice la prueba. También me examiné en locución y aprobé ambas. Fue así como empecé en ese medio como locutora en un primer momento. Luego realicé algunos papeles secundarios con el grupo escénico. Mi primer protagónico fue Tristana, de Benito Pérez Galdós.
“Tuvimos a Armando Soler como asesor cuando se fundó el Dramático. Esa fue una etapa maravillosa. El personal de Radio Progreso, entre ellos artistas de la talla de Fela Hart, Aurora Pita y Raúl Celis, nos ayudó muchísimo durante aquella etapa”.
Mi admiración por Magaly Bernal nació hace años, cuando escuchaba su crédito en las novelas de la radio, los humorísticos, programas campesinos y noticiarios. Su voz la reconocía de inmediato. La Bernal, según cuenta, llegó a interpretar hasta nueve voces en un mismo espacio.
“Cuando me inicié en Radio 26 salía como reportera, por lo que también aprendí de Periodismo. La ventaja que siempre tiene trabajar en una emisora de provincia, es que por un problema de necesidad te hace versátil. Así soy locutora, actriz, directora y guionista.
“Disfruto dirigir, aunque actuar me gusta más. Lo mejor que logré en la cuestión de la dirección fue aprender. Cuando uno escucha y señala es increíble la satisfacción que siente cuando logra un buen resultado.
“Llevo más de 50 años haciendo radio y ha sido una experiencia magnífica. Actuar e interpretar eran mi vida, no imaginé que me iba a enrolar en ese mundo, la radio te atrapa”.
Esta señora pareciera una enciclopedia donde sumerges la atención y en cada página descubres algo novedoso y llamativo. Ella sonríe mucho y le brillan los ojos, contagia a uno con su buena vibra como aquellos mediodías de domingo cuando interpretaba los chistes en el espacio humorístico de Radio 26.
“En realidad todos los programas en los que he participado me satisfacen, pero indudablemente los infantiles son mis preferidos. He sido la tía Magalys, la abuela Tita, el güije Tintineo…En cada personaje me esmero como si fuera el primero que interpretara.
“A la mitad de mi trabajo en la emisora decía que Radio 26 era mi segunda casa, pero hoy puedo decir que es la primera. Creo que hice todo lo que quería, me siento orgullosa de mi trabajo. Me hubiera encantado hacer cine, pero no me siento frustrada, lo que he hecho en actuación radial solventa todo lo demás.
“Magalys se ha dado toda”, me dice. “Existen personas a quienes no les gusta compartir lo que saben: a mí me sucede todo lo contrario, me place ayudar a que los otros crezcan y se superen, eso me enorgullece.”
La Bernal profesa un respeto inmenso hacia el trabajo del medio de comunicación al que le ha entregado su vida.
“Para sentirse encantado por la radio lo tienes que amar mucho, no puedes ir por la superficie, porque así no existe encantamiento posible. Durante toda mi vida he respetado mucho ese medio de comunicación y para quien trabajo. El mundo se puede estar acabando en circuito cerrado, pero al aire el producto tiene que salir y hacerlo con calidad.
Magaly ha recibido premios por narración de programas en distintos Festivales Nacionales de la Radio Cubana y como actriz ha sido merecedora de galardones por actuación protagónica y secundaria, así como por dirección de espacios humorísticos y dramatizados. Recibió además el Premio Nacional de la Radio 2018. En su haber artístico acumula cinco premios Caricato. Sin embargo, según cuenta, nunca ha trabajado para reconocimientos.
“La radio te hace estar en la cotidianidad de la gente, no importa si se están bañando o cocinando. La radio es y será el uno, ningún medio la podrá superar. Para mi el mérito más grande está en tocar la sensibilidad”.