2 de mayo de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Una empresa del corazón

La Edad de Oro, calificada por su autor, José Martí, como una empresa del corazón, y no de mero negocio, ha sido por décadas el libro de cabecera de muchos niños.

La Edad de Oro, calificada por su autor, José Martí, como una empresa del corazón, y no de mero negocio, ha sido por décadas el libro de cabecera de muchos niños.

Desde la revista inicial, nacida el primero de julio de 1889, Martí encontró la fórmula locuaz y cautivadora para comunicarse con los niños. Así lo destaca en el anuncio de esa publicación:

 “Cada día primero de mes se publicará en Nueva York un número de La Edad de Oro, con artículos completos y propios, y compuesto de manera que responda a las necesidades especiales de los países de lengua española en América, y contribuya todo en cada número directa y agradablemente a la instrucción ordenada y útil de nuestros niños y niñas, sin traducciones vanas de trabajos escritos para niños de carácter y de países diversos”.

Con apenas 36 años y el compromiso de organizar la guerra necesaria para liberar a Cuba, Martí encontró tiempo e imaginación para trabajar mediante ensayos, cuentos, poemas, crónicas, versiones o adaptaciones de cuentos clásicos en la formación de seres humanos y sociedades más justas.

Además de las ilustraciones, Martí también se ocupó directamente de la distribución de la revista por el continente americano. Para eso se valió de amigos como Amador Esteva Mestre, un santiaguero que conoció en Nueva York y que para 1889 residía  en la ciudad de Guantánamo; de Manuel Mercado, a quien envió 500 ejemplares del primer número para su distribución en México, y del cubano Rodolfo Menéndez, residente en Mérida, Yucatán.

Sin embargo, La Edad de Oro sólo se publicó hasta agosto, a causa de las contradicciones entre Martí y el editor de la revista, Aaron Da Costa Gomes, dueño de una tipografía en Nueva York.

Da Costa Gomes creía en el temor a Dios y quería que se hablara de ello en todos los artículos y como para Martí eso significaba mentirles a sus lectores, muy a pesar suyo, puso fin a la publicación.

La Edad de Oro tenía un objetivo bien definido:

“…para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy, en América, y en las demás tierras; y cómo se hacen tantas cosas de cristal y de hierro, y las máquinas de vapor, y los puentes colgantes, y la luz eléctrica; …, para que el niño conozca los libros famosos donde se cuentan las batallas y las religiones de los pueblos antiguos”.

A partir de esos valores, en 1905 diez años después de que Martí cayera en Dos Ríos,  Gonzalo de Quesada, alumno de Martí, reunió los cuatro números de la revista y con ellos hizo el libro que conocemos hoy.

Todo un clásico de la literatura para niños que ha rebasado ampliamente esos límites, para enamorar a los adolescentes, los jóvenes y hasta los adultos que se identifican con los personajes de cada obra recogida en La Edad de Oro.

Los tres héroes, Meñique, Los dos príncipes, Nené traviesa, El camarón encantado, La muñeca negra o Los dos ruiseñores, junto al poema Los zapaticos de rosa, Bebé y el señor don Pomposo, Las ruinas indias, La historia del hombre contada por sus casas, Un juego nuevo y otros viejos, además de La exposición de París, son ejemplos de títulos en los que se habla de libertad y respeto, de honestidad y decoro, de ciencia y cultura universal.

También de rechazo al colonialismo, el racismo, el egoísmo humano y la desigualdad social. Un empeño pedagógico que hace realidad la visión de Martí.

«Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo…»

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