El más cuerdo de todos los locos

Apresurado «quemaba» los años 80 del siglo XX cubano y entre las tantas opciones recreativas y culturales de entonces me gustaba disfrutar de los excelentes espectáculos de humor en el Karl Marx. Fueron muchos, pero hoy me quiero referir a un tremendo grupo humorístico que, venido de Matanzas, hacía las delicias del público citadino.
Jamás me hubiera imaginado que algunos años después mi vida se vería enrolada con este colectivo que se hacía llamar La Seña del Humor, y en especial con uno de sus integrantes: el más «loco», el de imagen más desquiciada, el gran humorista Moisés Rodríguez.
Todos los comediantes de entonces, y todo el pueblo cubano, admiró el trabajo que llevó a cabo La Seña… durante muchos años en la vida cultural del país. Luego algunos de sus miembros tomaron otros rumbos profesionales, incluso algunos se instalaron en otros países, pero sin dejar de hacer humor, sobre todo José Pelayo que aún, muchos años después, sigue haciendo muy buen humor y en constante intercambio con el gremio en la Isla.
Moisés Rodríguez y algunos de los antiguos integrantes, como Adrián Morales, mantuvieron viva la llama y la esencia de ese insigne grupo durante algunos años, pero Moisés, sin dejar de ser Moisés el de La Seña, mantuvo una proyección profesional en las tablas y en los medios audiovisuales que le hicieron merecedor del amor y la amistad de todos.
Lo que digo lo pude corroborar porque en estos días, luego de que se hiciera oficial la noticia de que le fuera otorgado el Premio Nacional de Humor 2024, han sido inmensas las muestras de afecto que han vertido el pueblo y sus colegas en referencia al merecido lauro que este 1ro. de abril llegará a sus manos.
Moisés Rodríguez es un tipo increíble, el más cuerdo de todos los locos y el más loco de todos los grandes maestros. Pocos serían capaces, a priori, de calar a profundidad el talento, la sapiencia, la gran modestia y el inmenso amor que este hombre profesa por su familia, las calles de Matanzas, los viejos amigos de La Seña del Humor.
En lo personal he trabajado con él en muchos proyectos: Pateando la lata (Roberto el Loco), El cabaret de enfrente (en la mesa VIP), Humor por cuenta propia, (en la antológica Ventana indiscreta junto a Iván Camejo), 25 por segundo (Con Miguel Moreno y Danay Cruz) y en algún que otro «zafarrancho» en los que nos hemos divertido muchísimo. Igual pienso que el gran mérito en la dirección de programas humorísticos lo lleva Gloria Torres cuando lo lanza en lo que yo llamaría su segundo gran debut en el humor cubano con Los Robertos, junto al actor Lázaro Hernández, en su programa El Expreso, si mal no recuerdo.
Moisés es de esos actores, amigos, profesionales, a los que siempre quiero en mi equipo. Capaz de arriesgar hasta su propia salud por trabajar, por hacernos reír a todos. Es también amigo de dedeté, hermano de Manuel Hernández, nuestro Manuel, con quien comparte admiración y aprecio mutuo.
Viví un emocionante momento cuando hace un par de años, Kike Quiñones le dedicó su espectáculo, en el Teatro Sauto, de Matanzas, y todo el público, de pie, le dedicó una fuerte ovación por varios minutos, mientras, con lágrimas en los ojos, Moisés no sabía qué decir. Estoy seguro de que así será el martes en la sala José White, y así será siempre porque Moisés Rodríguez Cabrera es un inmenso profesional, un gran humorista y un inolvidable amigo.
Una inolvidable tarde matancera, en el taller de Lolo, con Jape (izquierda), Moisés, Manuel y Adán.
- Jape/juventud Rebelde