Estatuas Vivientes: el silencio que habló en el Callejero de Matanzas
La Carrera de Estatuas Vivientes de Matanzas congregó a destacadas agrupaciones: la Compañía D’Morón Teatro, merecedora del primer premio, los grupos Noria y Galatas y el Teatro de los Elementos.


En el vibrante escenario del Callejero de Matanzas, las estatuas vivientes irrumpieron en las calles con una poesía silenciosa que trascendió el paso del tiempo. Estos artistas, convertidos en esculturas humanas, transformaron cada rincón urbano en un espacio de quietud y reflexión, invitando al espectador a detenerse y redescubrir el poder evocador de la inmediatez.

En esta edición la organización del evento ha cobró un sentido de comunidad y renovación en el escenario cultural, contando con la valiosa participación de Susana Gil Padrón, miembro del comité organizador de la Carrera de Estatuas Vivientes, y de María Victoria Guerra Ballester, cuya visión y experiencia enriquecieron la propuesta artística. Su aporte fue determinante para lograr que el arte efímero se expresara con autenticidad, conectando tradición y modernidad de forma inquebrantable.
Paralelamente, se inauguró la exposición El arte de las estatuas vivientes en Cuba, en el emblemático Teatro Sauto, un espacio consagrado a celebrar la riqueza del legado cultural del país. Esta muestra destacó la evolución y el espíritu innovador de un arte que se manifiesta a través de la inmovilidad, constituyéndose en un diálogo constante entre el pasado y el presente.
La Carrera de Estatuas Vivientes de Matanzas congregó a destacadas agrupaciones: la Compañía D’Morón Teatro, merecedora del primer premio, los grupos Noria y Galatas y el Teatro de los Elementos, quienes con cada pose y cada mirada contenida, redefinieron el arte del silencio y la pausa. Cada actuación fue una celebración del cuerpo como soporte de la memoria y la emoción, consolidando el evento como una referencia ineludible del caleidoscopio cultural que es el Callejero.