Fracturaciones, más allá de imágenes, de la ida (+fotos)

Cuerpos rotos, desgarramientos, heridas abiertas que intentan sanar. Tonos rojizos, algunos marrones y grises. Mostrar las fracturaciones del alma sobre las metáforas inequívocas en que devienen las laceraciones de la piel es el propósito de Ernesto Cruz en la exposición fotográfica que inauguró en la sala Chartrand de la casa social de la UNEAC.
“La intención es mostrar sobre la piel de los retratados las fracturaciones, que es el título de la serie, traer a flor de piel las fracturaciones que a todos nos tocan por la dinámica social que estamos viviendo hoy en día, que nos cala adentro de los sentimientos, de las emociones. Yo lo que hago es traerla sobre la piel.
“La fotografía cuando la tomas, ella discursa contigo y ella lo pide sola. No es una intención mía ponerlas en blanco y negro o a color sino que emana del discurso propio de la fotografía. Puede que uno en edición, en la manipulación digital, la ponga indistintamente a color, en blanco y negro, pero ella te discursa sola”.
En la exposición Cruz trae a la luz aquellas marcas que están y pocos ven: las del amigo osado, la vecina titán, el mendigo paciente, la chica que anhela, incluso las suyas propias, según expone en las palabras al catálogo.
“La intención es cubrir el diapasón etario de todos los cubanos. No trabajé con niños porque los niños están en otra dimensión, no ajena al problema, sino que los padres tratamos de hacérselo menos doloroso. Por eso sí trate de los jóvenes hasta los más viejos”.
El artista del lente sale de su zona de confort en esta propuesta visual. Sus coloridas imágenes dedicadas sobre todo a la arquitectura patrimonial se tornan rostros que buscan consuelo, ojos marcados por el tiempo que suplican lo que debería ser suyo por derecho, lo que se encargaron de merecer en sus vidas y hoy se les niega.
“Yo creo que son escaños, son etapas que uno va subiendo de necesidades y lo que ha descubierto y la mirada se hace un poco más aguda, más profunda. Ya no tratas de captar con tu cámara exactamente lo que ves, la arquitectura, sino tratas de modificarla a lo que pretendes.
“En este momento estoy trabajando una serie con la naturaleza y me siento muy cómodo, pero el discurso es semejante porque yo tengo la naturaleza como la más bella y profunda creación de todos los tiempos, incluso quiero modificarla para hacerla más bella.
“Es algo prácticamente imposible, pero en los sueños míos de creador quiero hacerla diferente y el discurso va en eso, es modificar la realidad que tenemos hoy en día y tomo la naturaleza como ente perfecto e inmaculado, entonces trato de modificarla un poquito a mis pretensiones”.
No obstante, no logra arrancarse completamente su adoración por el teatro.
“No puedo separarle esa influencia que tengo con el teatro, a cual me debo también.
“Una de las modelos que llame, es Arlettys Cazorla, es totalmente fantástica. Pensé que me iba a ir más difícil, no lo que ella podía darme, sino de cómo yo podía expresarlo, pero ella me lo entendió en tres palabras”.
Son el desespero, el sentir ahogo, la incesante búsqueda de culpables, reacciones de nuestro actuar cuando la vida se nos llena de fracturas. Ocurren mutaciones en la mirada que se torna azul esperanza de tanto que miramos al mar (los que podemos aún mirar al mar) y al cielo en búsqueda de un idéntico mapa en otra isla.
“Los ojos azules es el detalle esperanzador. En todos los rostros donde aparece una mirada, ligeramente dejo un tono azul, que es sobre todo lo negativo que podamos estar viviendo hoy en día: problemas en cuanto al salario, problemas de trabajo, problemas de alimentación, problemas y problemas.
“La mirada en azul es la esperanza que no perdemos, que es el detalle sublime a la mirada de todos los cubanos, que a pesar de todo vamos a mejorar en algún sentido”.
Catorce piezas de mediano formato integran la muestra, antes expuesta con exquisita acogida en la galería José Miguel González, del municipio Colón. “Desde hace creo que dos años Roberto Capote Peón, Tirille, me hizo una invitación con otra serie que yo estaba preparando y por cosas que sucedieron no se pudo y me quedé en deuda.
“Cuando él vino aquí a coordinar la exposición de un amigo pintor, (Adrián Gómez) Sancho, me habló del 35 aniversarios de la galería y me invitó a exponer allí.
“No sé qué va a pasar en cuanto a Fracturaciones en lo adelante. Estoy abierto a otras entidades que quieran seguir exponiendo. Y de trabajo sí, sigo trabajando ahora, estoy en varias cosas a la vez”.
Fracturaciones temporales, fracturaciones que nos acompañan toda la vida; fracturaciones con las que no sabemos lidiar, otras que se nos vuelven compañía y nos impulsan hacia adelante; fracturaciones del ahora, las que vienen de antes, las que nos esperan en el camino; fracturaciones que nos enseñan los valores de lo hermoso y las que nos muestran lo hermoso de los valores.
Todas ellas y otras encuentran cabida en la exposición y narran algunos fragmentos, que no todos, de los momentos que nos tocan. “Los fotógrafos comprometidos somos cronistas de nuestro tiempo, no solo los fotógrafos, los artistas. Manifestamos en nuestro quehacer las inconformidades, las gratuidades, las alegrías, en el trabajo.
“Trato de mostrar siempre en cada trabajo, en cada fotografía, una vivencia que la gente se identifique con lo que tiene o a lo mejor lo que no tiene y ponerlo a soñar, tratar de remover un poco el piso a las personas”.
Historias que pueden parecer distantes, pero son tan cercanas que nos duelen desde un cuadro, trozos de vida congeladas para recordarnos la fragilidad, una realidad llevada al arte que cuestiona, enjuicia y reflexiona sobre el aquí y el ahora recoge la muestra Fracturaciones.
Ernesto plasma las suyas propias, las que están a la luz y las que a la sombra lleva. Algunas veces se enfrenta a ellas y otras agarra su cámara y sale a cazar las fracturas de los otros.
- Liz Laura Valdés Rodríguez/ estudiante de Periodismo