Katherine Heeden y sus lecturas de la poesía femenina cubana
Katherine Heeden es una ensayista, investigadora y traductora norteamericana que ha dedicado parte importante de sus estudios en los últimos años a la poesía hispanoamericana.
“Cuando era más joven no me interesaba mucho por la poesía, sin embrago siempre disfruté estudiar español.
«Al entrar en la universidad tomé un primer curso de literatura hispanoamericana, empecé a leer poesía en español, César Vallejo, por ejemplo, me llamó mucho la atención.
“A partir de esas lecturas me di cuenta de que sí me interesaba mucho la poesía de Hispanoamérica porque en ella encontré un calorcito que no hallaba en la estadounidense. Después de esas primeras lecturas comencé a profundizar mucho más mis estudios sobre el tema”.
Dentro del amplio panorama de la literatura de habla hispana, Heeden encontró otras preferencias que la condujeron hacia otras investigaciones, muy vinculadas a Cuba y, en algunos casos, a Matanzas. “Para mi tesis de Doctorado hice un estudio sobre la obra de tres poetas cubanas que publican durante el período de la Revolución”.
Ella podía haberse interesado por cualquier otro tema pero, durante los estudios preliminares de su tesis de doctorado, descubrió las conexiones entre las voces poéticas de Fina García Marruz, Georgina Herrera y Carilda Oliver Labra.
“Me interesa muchísimo su poesía precisamente porque lo que yo buscaba en esa tesis era la relación entre la expresión de la construcción de una voz poética a partir del género sexual y cómo ese sujeto poético se relacionaba con el movimiento social que es la Revolución cubana.
“Yo vi en cada una de esas poetas un vínculo muy fuerte entre la expresión de una subjetividad femenina y una subjetividad revolucionaria.”
Develar, desde la primera lectura, la fuerza poética que encerraban las letras de Carilda, advertir que su escritura se atrevía a ir mucho más allá de una oda a lo sexual e incluso de un llamado a la emancipación de la mujer, para conectar con lo social, lo político, lo patriótico, fue para Heeden todo un descubrimiento.
Aunque la norteamericana percibe y resalta las referencias que a la sexualidad aparecen en parte de la producción poética de Carilda, y que le sirve para alimentar el mito que en torno a ella aún se teje, logra visualizar y exponer algunos de los aportes de la Premio Nacional de Literatura.
“Ha sido una revelación conocer su poesía. En el ensayo que escribí sobre ella me enfoco en buscar cómo se relaciona su obra con el proceso revolucionario.
“En su caso es una poesía absolutamente comprometida con los cambios sociales que acompañan a Cuba a inicios de la década de los años 60 del siglo pasado. Ella construye un cuerpo que intenta descolonizar.
“Se ha asociado la obra de Carilda con lo sexual, una poesía desde el cuerpo. Lo que yo intento destacar es que ese cuerpo va mucho más allá de la expresión de una sexualidad activa para participar también plenamente en el proyecto descolonizador que es la Revolución cubana”.
“Se trata de una poesía escandalosamente desde el cuerpo y en ello radica parte de su valor, o sea, esa identificación con el cuerpo tiene algo que ver con una expresión de la sexualidad, pero creo que el gran aporte de Carilda es cómo se relaciona esa expresión desde el sur de su garganta con los grandes cambios sociales que vienen con la Revolución cubana. Ella no se limita a lo físico, al gozo sexual, sino que a partir de ese aspecto busca también la trasformación social”.
A pesar de que a la poeta la han vestido con excesos de erotismo, su mirada serena y profunda transmite algo que trasciende los lenguajes del cuerpo encendido, los desórdenes del amor y las ráfagas de lujuria desmedida.
Sigue escudriñando cada letra de la Novia de Matanzas la norteamericana para encontrar otros aportes a la literatura cubana, a la universal. El disfrute de la lectura de la poetisa de ojos claros y cabello rubio la envuelve en nuevos proyectos de investigación.
“Otro gran aporte a la poesía de manera general y a la hispanoamericana específicamente, se encuentra en la forma. En un futuro ensayo quiero enfocarme un poco más en ello.
“El hecho de usar las formas populares, la décima, por ejemplo, el uso amplio de la rima, aunque a algunos en algún momento les parezca cursi, realmente es donde, para mí, se encuentra un aspecto muy poderoso de su poesía: el intento por comunicarse con todos, no solamente con un grupo selecto de lectores.
“A partir de su contenido muy revolucionario en todos los sentidos, busca también que ese contenido llegue a un grupo grande de personas a partir del uso de los versos populares”.
Luego de conocer más profundamente el quehacer escritural y el pensamiento de estas poetas, la norteamericana valora como muy importante darla a conocer fuera de la isla, objetivo que también persigue con sus investigaciones.
“Creo que es muy valiosa la obra de estas tres grandes poetas que, además, todavía no se conoce lo suficiente fuera de Cuba. Otro aspecto importante de mi trabajo radica precisamente en hacer que sus voces lleguen más allá de la Isla”.
Katherine reconoce la importancia de la lectura para el desarrollo de su trabajo enfocado en la ensayística, la investigación y la traducción. “Es que para mí no hay diferencias entre ser investigadora, ensayista, traductora y ser lectora.
“La fuente de cualquier investigación surge a partir de una lectura muy cercana de su obra y, como ensayista, como traductora, no puedo acercarme a la obra de un poeta sin encontrar, luego de la lectura, algo que realmente me llame la atención”.
Aunque no coinciden a veces las percepciones que desde diferentes partes del mundo dedicamos a un fenómeno o una personalidad, trascienden para todos las realidades invariables.
Esa verdad fue la que apasionó a la ensayista, investigadora y traductora norteamericana Katherine Heeden, quien advirtió la esencia de la obra de grandes mujeres de las letras nacionales y se ha instituido como puente para que los lectores del mundo también disfruten de la excelsa calidad artística de tres cubanas que trascienden épocas: Fina García Marruz, Georgina Herrera y Carilda Oliver Labra.