15 de septiembre de 2024

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Pablo G. Lleonart: “la poesía es mi paracaídas”

"Vicente Huidobro, el poeta chileno, decía que la vida es un viaje en paracaídas. En ese viaje la poesía es mi paracaídas, lo más constante en mi existencia.”

   

                                                                                                    “Lo malo de la poesía es que anima a escribir más poesía…”

                                                                                                                                                                                                                    Billy Collins

Pablo G. Lleonart se convenció pronto de su vocación. Dentro del hogar las invitaciones a sumergirse en el mundo literario no fueron intencionales, mas sutilmente enamoraron al niño que hoy es escritor, periodista y vicepresidente de la Asociación Hermanos Saiz (AHS) en Matanzas.

“Mis inicios en la literatura se los debo a mi madre, esencialmente, y tengo que remontarme a mi niñez, a los primeros años de la primaria. Mi madre es bibliotecaria escolar y siempre tenía libros en la casa, crecí rodeado de ese mundo de lecturas.

“Yo la veía preparar sus clases, leer, escribir, sentada en la cama o en la sala y quería imitarla. Mi interés por las letras empezó así, como un juego. No tenía idea de lo que leía, pero eso me ayudó a forjar mi imaginación.

“Con apenas siete años tuve la suerte de obtener un reconocimiento muy importante: la mención especial del premio Pelusín del Monte, con El mayor tesoro, donde se abordan temas como la amistad y la cubanía desde la visión de un niño.

“Ese cuento fue publicado por Ediciones Matanzas en 2004 y guardo ese libro como un tesoro porque, además, se hizo una selección de los cuentos ganadores del concurso y el libro adoptó el título de mi cuento. Aunque han transcurrido casi dos décadas, aún me inspira a seguir en el mundo literario, es un recuerdo muy significativo para mí”.

Durante la etapa escolar aquel niño de ojos expresivos y curiosidad latente terminaría por rendirse ante el inagotable universo de las letras. Sus maestros fueron determinantes en esa decisión.

“La pasión por la lectura, por la literatura, ha estado presente durante todos los niveles de enseñanza. Tuve el privilegio de contar con profesores que me han ayudado en mi formación académica, al tiempo que impulsaban mis deseos de escribir y me brindaban herramientas para ello.

“En la primaria estuvo frente a mi aula Orismay Hernández Ramírez, conocido por su meritoria labor dentro del repentismo y, aunque él intento enseñarme a hacer décimas, mi poesía andaba por otros caminos.

“En la secundaria básica Yuniesky Arencibia, locutor durante muchos años de la emisora Radio 26, dueño de una vasta cultura, fue mi maestro y continuó incitando mis intereses por la literatura; el colofón fue encontrarme durante el preuniversitario a María Isabel Tamayo y Ulises Rodríguez Febles, quienes me impartieron clases en décimo grado de Español-Literatura”.

Periodista de formación, no fue esta, sin embargo, la profesión por la que entró en la Universidad de Matanzas.

“Soy Licenciado en Periodismo, pero en 12 grado había optado por Ingeniería Mecánica. Eso sorprende a quienes conocen de mi dedicación hacia las letras, aunque, igualmente, siempre he sido un apasionado de las Matemáticas, de las ciencias.

“Por suerte rectifiqué el rumbo en primer año de la universidad, me decanté por Periodismo, que me era más afín, y ahora vinculo mi literatura con esas inquietudes que también me acompañan».

Pablo G. Lleonart entró a la Asociación Hermanos Saiz con un texto de teatro que mantiene guardado en algún rincón de su librero. Poco a poco, su interés se perfiló hacia la narrativa para, definitivamente, enfocarse en la poesía.

“Otro momento importante en mi todavía corta carrera fue en el año 2019 cuando gané el premio del Concurso-Debate José Jacinto Milanés, certamen de larga trayectoria en Matanzas, muy importante para los poetas matanceros porque lo han merecido escritores de la talla de Israel Domínguez, Abel González Fagundo, Hugo Hodelín Santana.

“Para mí fue una grata sorpresa ganarlo, además con un poema que me ha traído muchísimas alegrías. 1995 es un poema que le dediqué al año en que nací y que ha propiciado el intercambio con muchos lectores que se me acercan explicándome que sus hijos también nacieron ese año o que resultó determinante en sus vidas por algún motivo. Pudiera parecer un año intranscendente, pero el poema logra evocar una serie de acontecimientos y trasladar a las personas hacia ese contexto histórico de Cuba.

“Quienes estuvieron a mi lado desde mis primeros pasos pensaron que yo sería narrador, creo que lo soy pero, al final, terminé siendo más poeta que narrador y eso sorprendió a las personas que acompañaron mi recorrido porque lo que escribía durante toda mi niñez y adolescencia fue narrativa, pero la poesía terminó por atraparme.

“La primera vez que escribí un poema, ya consciente del ejercicio de la escritura de un poema, porque hubo otros de adolescencia que están muy bien guardados para que no salgan a la luz, no pude dejarlo y hasta el día de hoy sigo enamorado de los versos.

“En realidad, Alfredo Zaldívar y Leymen Pérez también son culpables de que escriba poesía. Mi primer texto poético estuvo inspirado en El perro de Goya, un poema hipnótico de Zaldívar, al punto que lo escuché y de alguna manera quise hacer, jugando con la intertextualidad de ese poema, un homenaje al perro invisible de las leyendas matanceras. Ahí nació la necesidad de escribir poesía que no me abandona.

“Leymen fue la primer persona a la que le enseñé mi poema, lo valoró y me animó a continuar y hasta el día de hoy me cautiva la magia de la poesía”.

Merecedor de los premios de poesía Aldabón, Mangle Rojo, Quijote y Eliécer Lazo, y el de minicuentos La cola de la serpiente, así como la beca Prometeo, de La gaceta de Cuba, obras de Lleonart han sido publicadas en revistas de México, Perú e Italia. Aparece en la antología La ciudad dormida. Jóvenes narradores matanceros.

“Tengo publicado el libro Habitantes de Marte, Premio Aldabón de poesía 2019. Como resalta en la nota de contracubierta la poeta, editora y traductora Laura Ruiz Montes, lo que pretende es anclar en el trópico una traducción de lo universal.

“En ese texto también se deja ver la pasión de un joven que comenzó a estudiar Ingeniería Mecánica por las ciencias porque hay poemas físico-matemáticos, químicos, como me gusta decirles también.

“Mi segundo poemario se titula El rumor de un lejano galope de caballos, Premio Mangle Rojo de poesía en el año 2020 y se presentó en la más reciente edición de la Feria Internacional del Libro. 

“Siempre estoy escribiendo. Aunque desde afuera el público note que pasa un tiempo sin publicar nada nuevo, todo el tiempo estoy pensando en qué escribir. Es un ejercicio creativo constante en mi vida. Vicente Huidobro, el poeta chileno, decía que la vida es un viaje en paracaídas. En ese viaje la poesía es mi paracaídas, lo más constante en mi existencia.”

Pablo G. Lleonart es egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y actualmente se desempeña como vicepresidente de la AHS en Matanzas.

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