9 de noviembre de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Barbas, más que vello facial: un viaje por la historia

Así que la próxima vez que veas una barba, recuerda: no estás viendo solo estética. Estás viendo siglos de evolución, de poder, de filosofía, de moda y de revolución

Las barbas mƠas famosas de la historia. (Tomada de El Español)

Desde los albores de la humanidad, cuando el hombre primitivo se enfrentaba al frío y al sol sin más protección que su piel, la barba ya cumplía una función: abrigo natural, escudo contra los elementos. Pero lo que comenzó como una necesidad biológica, pronto se convirtió en un símbolo cultural, espiritual y político.
En la Antigüedad las barbas eran emblemas de poder. En Egipto, los faraones usaban barbas postizas trenzadas con oro, como señal de divinidad. En Mesopotamia y Persia, los reyes lucían barbas largas y cuidadas, reflejo de sabiduría y autoridad. Y en Grecia, los filósofos como Sócrates y Platón no solo pensaban profundamente, también lo hacían con barba: la barba era el rostro de la sabiduría.
Durante la Edad Media la barba adquirió tintes de valentía. Los caballeros la llevaban como muestra de virilidad y coraje en batalla. Pero en la Roma clásica, curiosamente, la moda giró hacia el afeitado. La barba era vista como descuido y el rostro limpio como símbolo de civilización.
En el Renacimiento y el siglo XIX, la barba volvió con fuerza. Era signo de estatus: solo los hombres ricos podían permitirse el lujo de cuidarla. En Rusia, el zar Pedro el Grande llegó a prohibirla, imponiendo impuestos a quienes se resistieran a afeitarse.
Ya en el siglo XX, la barba se convirtió en bandera ideológica. En los años 60 y 70 fue símbolo de rebeldía, de contracultura, de lucha contra el sistema. Piensa en los hippies, los revolucionarios, los artistas bohemios. La barba hablaba por ellos.
Hoy, en pleno siglo XXI, la barba ha resurgido como ícono de estilo. Desde los hipsters con barbas perfectamente delineadas hasta los movimientos que la reivindican como expresión de identidad masculina, espiritual o cultural —como en el judaísmo o el islam—, la barba sigue siendo mucho más que pelo en la cara: es historia viva, es lenguaje sin palabras.
Así que la próxima vez que veas una barba, recuerda: no estás viendo solo estética. Estás viendo siglos de evolución, de poder, de filosofía, de moda y de revolución. Porque la barba, amigos, ha sido y sigue siendo una declaración de quiénes somos y cómo queremos ser vistos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *