Eliseo Noel Caamaño: antorcha eterna de la resistencia revolucionaria
La historia de Cuba en el siglo XX está marcada por nombres que, desde la modestia de su origen y la grandeza de sus actos, se convirtieron en referentes de la lucha por la libertad. Entre ellos destaca Eliseo Noel Caamaño Álvarez, nacido en Matanzas el 27 de diciembre de 1925, cuya vida breve, pero intensa se inscribe en las páginas más heroicas de la resistencia contra la dictadura batistana.
Su figura, asociada al municipio Diez de Octubre en La Habana, trasciende el ámbito local para convertirse en símbolo nacional de entrega y sacrificio.
Caamaño se incorporó tempranamente al Movimiento 26 de Julio, desplegando su actividad en la barriada de Lawton, donde se vinculó estrechamente con la clase obrera. Su compromiso lo llevó a cumplir tareas en las provincias de Pinar del Río y Matanzas, siempre con eficiencia y discreción, en un contexto de persecución y represión.
En varias ocasiones halló refugio en la casa del doctor Laudelino H. González González, reconocido opositor a la tiranía y propietario de una clínica privada en la Atenas de Cuba, lo que evidencia la red de solidaridad que sostenía a los combatientes clandestinos.
Su arrojo lo condujo incluso a la Sierra Maestra, donde se entrevistó con el Comandante Raúl Castro y otros líderes revolucionarios, transmitiendo informaciones vitales para la coordinación de las acciones. Estos viajes, realizados bajo constante riesgo, revelan la dimensión estratégica de su papel como enlace entre la capital y los frentes guerrilleros y confirman su condición de militante disciplinado y audaz.
El desenlace de su vida ocurrió el 20 de noviembre de 1958, cuando fue capturado en el caserío de San Cristóbal, cercano a Jagüey Grande, por los esbirros del capitán Menocal. La brutalidad de su asesinato, al ser quemado vivo, no logró quebrar su espíritu: convertido en antorcha humana, se abalanzó sobre sus verdugos gritando “¡Viva Cuba libre!”. Ese gesto final, de una fuerza simbólica inconmensurable, lo consagró como mártir de la causa revolucionaria y como ejemplo de dignidad inquebrantable.
La trascendencia de Eliseo Noel Caamaño no se limita a su sacrificio. Tras el triunfo revolucionario su nombre fue perpetuado en instituciones de salud que honran su memoria: la clínica mutualista homónima, inaugurada en 1961, y el Hospital Pediátrico Docente provincial de Matanzas, que lleva su nombre desde 1968. Estos espacios, dedicados al cuidado de la vida, constituyen un homenaje tangible a quien entregó la suya por la libertad de su pueblo.
Hoy, a más de seis décadas de su caída, la figura de Caamaño sigue convocando respeto y admiración. Su legado se expresa en la continuidad de la Revolución, en la memoria colectiva que lo reconoce como patriota ejemplar y en la certeza de que su grito de combate permanece vigente.
Recordar a Eliseo Noel Caamaño es reafirmar la vocación de resistencia y la voluntad de futuro de la nación cubana.
