¿Voy a vivir 300 años?
Las estadísticas añaden que para 2030 existirá más de un millón de personas por encima de los cien años, cuando en Japón actualmente existen 44 mil con esa condición
Pese al agobio que puede caracterizar al hombre moderno, hoy muchos apuntan a la búsqueda de una longevidad con calidad de vida, ancianidad lúcida y activa, que corone cualquier biografía.
Selman no fue un iluso o un autor de ciencia ficción, sino un relevante médico nombrado doctor Honoris Causa en Ciencias Biológicas de la Universidad de Oriente y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas, Especialista de 2do. Grado de Cirugía.
Aunque sus opiniones pueden sorprender a muchos, y hasta generar burlas, se trata más bien de una filosofía, alegoría o estrategia del especialista para poner en la mira de las personas sus potencialidades más saludables.
Al margen de cualquier interpretación de esas palabras, en su Club aparecen muchas personas veteranas que, mediante su forma de vida, atestiguan la posibilidad del ser humano de llegar a más altas cotas.
Algunos informes mundiales certifican esas posibilidades humanas como ejemplifica la estadounidense Dina Manfredini, quien vivió 115 años.
La lista no es corta; en materia masculina el récord de vida en estos momentos lo lleva el japonés de 115 años Jiroemon Kumura, aún lejos de la marca de la francesa Jeanne Calment (1875-1997), quien vivió 122 años y 164 días.
Entonces, ¿cuánto podrá vivir el ser humano?, ¿qué calidad puede presentar el terrícola en una etapa tan avanzada de su decursar?
Un humano más viejo y más activo
Elementos como la obesidad, el tabaco, el alcohol, las drogas y desfavorables hábitos de vida, falta de movimiento y ejercicios, tanto para la mente como el cuerpo, condimentan los problemas que disminuyen las posibilidades de longevidad satisfactoria.
La mayoría de los expertos coinciden en que la tecnología y los descubrimientos puedan aportar vías para prolongar la existencia.
Algunos informes médicos señalan que los humanos pueden llegar a un máximo de 120 años, aunque los países más ricos establecen un promedio que en unos casos sobrepasa los 70 años y en otros los 80, con diferencias a favor de las mujeres.
Un accidente o estilo de vida auto-destructivo puede acabar de repente con un ser humano, independientemente de sus genes.
Desde los años 50 del siglo pasado, el mundo industrializado cambió las expectativas de vida, al alargarlas hasta los 83 años de edad que promedian las mujeres japonesas actuales.
Ese aumento las niponas lo logran con métodos tradicionales tomando en cuenta tres elementos básicos: alimentación, higiene y medicina.
Sin embargo, en 2001 se comprobó que las tres cuartas partes de las personas con más de 60 años vivían en los países en vías de desarrollo, una evidente contradicción.
Envejecemos como parte de un proceso natural, esa selección nos debilita desde el mismo inicio de nuestras vidas.
En España, residen unas diez mil personas con más de cien años de edad sobre una población de 45 millones de habitantes, o sea, ni el 0,025 por ciento del total, una muestra de que los humanos aún no están capacitados para esa longevidad.
Los científicos están divididos; unos opinan que el envejecimiento lo producen la muerte de células, un hecho irreversible, mientras otros propugnan sobre el predominio de los genes, controlables.
El biólogo estadounidense Leonard Hayflick no considera el envejecimiento una enfermedad, estima que curado el cáncer y los padecimientos cardiovasculares, el hombre ganaría 15 años de vida. Tal situación no depende de los genes, sino de la degeneración celular, los órganos y los procesos metabólicos.
Por su parte, el jefe de la División de Enfermedades Renales e Hipertensión de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, doctor Richard Jonson, descubrió que al modificar los genes de un gusano en laboratorio, este puede vivir menos tiempo; todo depende por tanto de ajustes genéticos.
Unos por un camino y otros, por otro, concluyen que el ser humano podría tener 120 años como esperanza de vida, si hay una modificación de genes o una manera de proteger las células para que sean efectivas por un tiempo mayor.
Un estudio de la Universidad de Chicago de hace una década predijo los 85 años como media de esperanza de vida. Con datos de Japón, Estados Unidos y Francia se reafirma estar muy lejos del siglo como esperanza de vida.
Mediante cálculos científicos de cero a 99 años, la mortalidad disminuyó 1,5 por ciento anual en Francia; 1,2 en Japón, y solo 0,4 en Estados Unidos, por lo que después de 2040 para Francia y Japón se puede superar los 85 años de esperanza de vida como promedio y para 2100, en Estados Unidos.
Pero hay detalles de la ciencia que pueden aportar esperanza, como es el caso de la nanotecnología, que permita en breve repuestos corporales duraderos.
Se trata de pequeños sensores, microordenadores, aparatos tan minúsculos que puedan implantarse y ser factibles a control para cuidar la salud, con tratamientos automáticos, para sustituir los engorrosos chequeos médicos.
En la actualidad comienza la creación de repuestos corporales, como una cadera de aleación de metal con durabilidad de cien años, que permita aguantar cien millones de pasos, los que alguien de 50 caminaría hasta cumplir los cien.
Algunos científicos señalan la responsabilidad de la enzima telomerasa, capaz de evitar que los telómeros pierdan tamaño, especie de fuente de juventud para las células.
Estudiosos del Albert Einstein Collage of Medicine de Nueva York notaron en la mayoría de quienes sobrepasan los cien años una mutación genética que les mantiene elevado el colesterol HDL (también llamado colesterol bueno).
Para el doctor Aubrey de Grey, la primera persona que vivirá 150 años ya nació y quien llegará a los mil años vendrá al mundo en 20.
Aubrey David Nicholas Jasper de Grey, nacido en 1963 en Londres, es un gerontólogo biomédico graduado en la Universidad de Cambridge, conocido por obras como La teoría del envejecimiento de los radicales libres mitocondriales.
Otros científicos consideran míticos los criterios de Aubrey de Grey y cercanos a la Biblia, en la cual se habla de los 900 años que vivió Matusalén.
Ese médico británico fundó un instituto en California que investiga la longevidad humana y cree que en vida logrará ver las herramientas necesarias para la “cura” del envejecimiento, con desaparición de enfermedades originadas con la vida y de esa manera extender la existencia de manera indefinida.
Tal extensión está al alcance de las medusas turrotopsis nutrícula, dice. Para el científico, en los próximos 25 años estará listo el control médico de los padecimientos causados por infecciones.
En su filosofía, el futuro posibilitará que el ser humano visite al médico solo para mantenimiento, terapia genética, de células madre y estimulación inmunológica.
Las estadísticas añaden que para 2030 existirá más de un millón de personas por encima de los cien años, cuando en Japón actualmente existen 44 mil con esa condición.
Vivir más con mejor salud, constituye una apuesta de algunos científicos, quienes opinan que es factible vivir 300 años en estado favorable de mente y cuerpo, para lo cual, añaden, se requiere de una naturaleza saludable, mejor de la que conocemos.