Por siempre Vilma
Santiago de Cuba engendró el 7 de abril de 1930 a quien devino una de sus más ilustres hijas y constituye una inolvidable Heroína de la Sierra y el Llano, impulsora de la incorporación de las féminas al quehacer revolucionario y, sobre todo, defensora de la emancipación política, económica y social de la mujer cubana como tarea primordial de nuestra Isla.
Hablar entonces de Vilma Lucila Espín Guillois es ensalzar a quien con humilde talante y afable ademán se ganó el respeto y admiración de la mayor de las Antillas, no solo por evidenciar una prolífica obra a favor de la libertad y construcción de una Cuba mejor, sino también por preservar el legado de grandes guerreras de nuestro pasado como Ana Betancourt y Mariana Grajales, o Haydée Santamaría, Melba Hernández, Celia Sánchez, entre muchas otras.
Criada en un ambiente de sensibilidad humana, valores éticos, comprensión y superación cultural y profesional, la joven Vilma estuvo presente en diferentes manifestaciones estudiantiles organizadas por la Federación Estudiantil Universitaria Oriental y en el apoyo y desagravio al entonces expresidente de Venezuela Rómulo Betancourt por el golpe de Estado que este sufrió, además de fungir como vocera del movimiento independentista puertorriqueño, presidido en aquellos momentos por Pedro Albizu Campos.
Destelló inagotable firmeza al asumir, tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, responsabilidades en disímiles organizaciones anti batistianas fundadas por el líder revolucionario oriental Frank País, de quien fue su brazo derecho, entre ellas la Acción Nacional Revolucionaria, cuyos integrantes posteriormente se vincularon al Movimiento 26 de Julio. Participó igualmente en el alzamiento que, en apoyo al desembarco del yate Granma aconteció el 30 de noviembre de 1956 en su ciudad natal, convirtiendo su vivienda en cuartel general del movimiento revolucionario y, bajo el apodo de Déborah, integró como guerrillera las filas del Segundo Frente Oriental Frank País, en junio de 1958.
Tras el triunfo revolucionario de 1959, fundó importantes organismos políticos, culturales y sociales para la educación cubana, el respeto e igualdad de derechos entre mujeres y hombres, la educación y el bienestar de las familias en general. Gracias a ella hoy somos herederos de los círculos infantiles, la Federación de Mujeres Cubanas, el Centro Nacional de Educación Sexual, el Centro de Estudios de la Mujer, la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, el Grupo Multidisciplinario de Enfrentamiento a la Violencia Intrafamiliar, el Grupo de Estudios dedicado a la Familia, así como la Comisión de Atención a la Niñez, la Juventud y la Igualdad de Derechos de la Mujer en la Asamblea Nacional del Poder Popular y una fuerte omnipresencia y autoría intelectual en el nuevo Código de las Familias.
Un sinfín de méritos y condecoraciones nacionales e internacionales como su título honorífico de Heroína de la República de Cuba y las Órdenes Playa Girón, Ana Betancourt, así como la Francisco de Miranda de Primera Clase, que le fue otorgada en Venezuela por el presidente Hugo Chávez, resultan pruebas fehacientes de la indeleble trayectoria que escribió Espín Guillois para la mayor de las Antillas y, cual cimero paradigma de nuestra historia, a pesar de su fallecimiento el 18 de junio de 2007 en La Habana, es recordada y querida con inmenso cariño y nostalgia por el pueblo cubano.
