Un templo a la memoria escénica cubana desde Matanzas (+audios)
¿Qué seríamos sin nuestros recuerdos, sin los momentos en que rememoramos nuestras alegrías más grandes o los pesares insospechados de la existencia?
¿Qué sería de nosotros sin nuestra historia, sin el día a día de un proceso? ¿Y nuestra cultura? ¿Tendríamos costumbres, raíces, esperanzas, carácter, si no fuéramos conscientes de dónde venimos, quiénes labraron el camino para que estuviéramos hoy aquí?
Pensando en ello, definitivamente, creo que velar por la conservación de la memoria es una labor infinitamente difícil e indispensable. Si a eso le sumamos la responsabilidad de custodiar un gran cúmulo de fondos documentales, entonces la tarea puede considerarse como extraordinaria. Con el fin de preservar la historia de las artes escénicas nació la Casa de la Memoria Escénica el 29 de abril de 1994.
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Entrar en la casona de la calle Milanés, específicamente en el pequeño local ubicado a la izquierda del centro, abre ante tus ojos un mundo colmado de conocimientos, de historia, nombres y fechas imprescindibles para nuestra identidad cultural.
Desde la tranquilidad que se transpira allí, la sonrisa con que te reciben sus trabajadores, el trato deferente a cada uno de los que acceden al local, la información oportuna, la posibilidad de aprender y la oportunidad de coincidir con grandes personalidades de todas las artes, percibes el buen gusto y el respeto por doquier.
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Si a eso se le suma el compromiso que asumen en el cuidado del patrimonio, con una rigurosidad impecable y una entrega que deslumbra, no puedes menos que admirar a cada uno de los que allí, día a día, se dedican a la noble labor de enaltecer la historia desde la protección.
Bajo la denominación de Centro de Información e Investigaciones de las Artes Escénicas de Matanzas, el 29 de abril de 1994 surgió una institución encargada de conservar el patrimonio histórico del panorama escénico matancero y cubano, ofreciendo información sobre la danza, el ballet, el teatro y el circo.
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Mucho ha cambiado desde entonces. Ejemplo de ello resulta el proceso de restructuración a que se sometió en el año 2000, con el fin de modificar sus áreas y líneas de trabajo a partir de la experiencia de centros de documentación como el de teatro de Madrid y el de títeres de Bilbao, siempre adaptándolo a las necesidades del país y los intereses de sus especialistas.
Con este fin la Casa de la Memoria Escénica atesora materiales entre libros, videos, archivos de voces, documentos y publicaciones variadas sobre espectáculos, colectivos y personalidades de Matanzas, Cuba y el mundo, organizados a través de servicios de biblioteca, hemeroteca, iconoteca, videoteca y un amplio catálogo de publicaciones de la isla y fuera de ella.
Sede también del Museo de Esculturas en Madera de la Dramaturgia Cubana, su archivo es fuente imprescindible para estudiosos, historiadores, estudiantes y creadores del universo de las artes escénicas que pretendan adquirir información, desarrollar algún tipo de búsqueda de datos y referencias.
Desde sus inicios la Casa de la Memoria Escénica ha estimulado investigaciones sobre las artes escénicas, desde el análisis de los públicos, el mercado o diagnósticos de campos sociológicos vinculados a este arte, la historia del teatro, el circo y la danza, empeño que suscitó la aparición de eventos científicos como El Anaquel.
Gracias a la profesionalidad con que los especialistas que han laborado en esta institución, que hoy cumple 29 años, la Casa se ha convertido en un dinámico centro cultural de la urbe yumurina.
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Enfrascados en este propósito, se han creado en la entidad encuentros sistemáticos de promoción de su biblioteca y archivos, las personalidades de las artes escénicas del territorio y los espectáculos e instituciones más sobresalientes a lo largo de la historia.
Vale destacar entre estos los espacios Memoria y Luz, así como la interrelación del centro con proyectos socioculturales como el Corazón Guamacaro, a cargo de Ulises Rodríguez Febles, hombre fundamental para la cultura matancera desde la promoción ya no solo de las artes escénicas sino de las artes todas, la investigación, la organización de eventos.
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Entre los fondos más importantes que se custodian en la Casa de la Memoria Escénica se encuentran los relacionados con el teatro lírico matancero, los conjuntos teatrales de la provincia, eventos como el Taller Internacional de Títeres, la Jornada de teatro Callejero y el Concurso de Coreografía e Interpretación Danzandos.
Además, existen archivos acerca de la obra de importantes dramaturgos y teatristas, entre ellos Albio Paz, Abelardo Estorino, Miriam Muñoz y Pedro Vera, entre otros grandes de la escena.
La Casa de la Memoria Escénica, miembro de la red Iberoamericana de Archivos de las Artes Escénicas, constituye la única institución de su tipo existente en Cuba y, sin dudas, se nos transforma cada día en un templo para adorar y proteger el patrimonio, un faro que ilumina el camino de las artes escénicas matanceras, o lo que es lo mismo, de la cultura cubana.
