Ciencia sin fronteras: el saber que nos une (+audios)
Cada 10 de noviembre el mundo celebra el Día de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, porque la ciencia no es solo un cúmulo de teorías y experimentos: es la llave que abre caminos de entendimiento entre los pueblos, la herramienta que permite transformar la vida cotidiana y el lenguaje común que nos recuerda que el conocimiento puede ser fuerza de unión y no de división.
Esta jornada existe para recordarnos que detrás de cada descubrimiento late la posibilidad de construir un futuro más justo, solidario y sostenible.
Curiosamente: la escuela es el comienzo
La divulgación científica hoy se expande más allá de las aulas y los laboratorios, conquistando plataformas digitales y comunidades globales.
Así lo demuestra el cineasta, docente y divulgador científico mexicano Tonatiuh Moreno, creador y director del aclamado proyecto en redes sociales ‘Curiosamente‘, quien nos comparte cómo la animación y el lenguaje audiovisual han permitido que la ciencia viaje sin pasaporte y despierte la curiosidad en millones de seguidores alrededor del orbe.
Moreno subraya que la educación en línea y los materiales audiovisuales no solo instruyen, sino que también entretienen y sensibilizan.
Ejemplo de ello es su documental Arrecife Alacranes, olas de vida, donde la ciencia se convierte en aliada de la protección ambiental y en voz de ecosistemas invisibilizados.
Su visión apunta a un futuro donde los edutubers y creadores digitales sean facilitadores del aprendizaje y guardianes del pensamiento crítico en tiempos de desinformación.
Atomun: ciencia más allá de la Patria grande
Otro exponente de este gremio es el periodista venezolano Jack Bravo Camacho, presentador del programa televisivo ‘Atomun‘ de la multiplataforma latinoamericana Telesur.
Su llegada a este espacio marcó un punto de inflexión en la manera de comunicar la ciencia en nuestra región, pues convirtió la pantalla en un aula abierta donde el conocimiento se comparte con rigor y cercanía.
Bravo Camacho nos explica cómo Atomun ha logrado consolidarse como un referente socioinformativo, acercando temas de actualidad científica a millones de televidentes y usuarios digitales.
La iniciativa demuestra que la ciencia no es un discurso lejano, sino una parte indispensable de nuestra vida cotidiana, capaz de dialogar con las preocupaciones sociales y culturales de nuestros pueblos.
Asimismo, pondera el rol comunicativo de Telesur en la democratización de la información y el fortalecimiento de la identidad de los países de nuestra Patria Grande.
Desde allí, la ciencia se difunde como herramienta de integración regional y como puente de diálogo con el mundo, mostrando que el saber también es un camino hacia la paz y el desarrollo.
Cuba: ciencia que late
La ciencia late en cada avance, pero también en cada gesto de solidaridad. Es puente entre culturas, semilla de progreso y promesa de paz.
Por eso la comunidad global, impulsada por la UNESCO, dedica cada 10 de noviembre a ensalzar esta jornada que nos recuerda que el conocimiento, más allá de fórmulas y teorías, debe ser fuerza de unión y armonía con la naturaleza que nos sostiene.
Al respecto conversamos con el profesor e investigador Luis Ernesto Martínez González, Hijo Ilustre del municipio de Pedro Betancourt y especialista de la subdelegación de Ciencia, Tecnología e Innovación del Citma Matanzas, quien nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de esta fecha: la ciencia debe tener siempre como prioridad la paz entre los seres humanos y el progreso armónico de la sociedad con la naturaleza.
Martínez recuerda que Cuba ha priorizado durante décadas una ciencia avanzada que contribuye a la convivencia pacífica.
Ejemplos concretos son el desarrollo de la biotecnología, las vacunas y las investigaciones en numerosos centros científicos, todos concebidos para servir a la vida y al bienestar colectivo.
No menos importante es la sólida formación científica que reciben los profesionales cubanos en todas las carreras universitarias.
Esa preparación integral se complementa con la superación constante y el análisis crítico de los principales avances mundiales, lo que permite adaptar lo mejor de la ciencia global a nuestras condiciones nacionales. Y el aporte internacional también es trascendental: médicos, ingenieros y profesores cubanos han llevado su conocimiento a otros países, demostrando que la ciencia puede ser un acto de solidaridad.
La mayor de las Antillas se reconoce entonces como protagonista de un modelo que convierte el conocimiento en justicia, la innovación en vida y la investigación en cooperación solidaria.
Cada hallazgo es un latido que afirma la soberanía, cada avance un gesto que se abre al mundo y cada fruto del saber una evidencia de que la ciencia puede ser raíz que sostiene y horizonte que convoca.
