1 de diciembre de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Verde olivo en las calles de Santiago

El sacrificio de los caídos, el coraje de los sobrevivientes y la audacia de Frank País quedaron grabados en la memoria colectiva como el preludio de la Revolución que triunfaría apenas dos años después
El 30 de noviembre de 1956 Santiago de Cuba despertó con el estruendo de una ciudad que se negaba a seguir dormida bajo el yugo de la dictadura de Fulgencio Batista. Ese día, las calles se tiñeron por primera vez de verde olivo, símbolo de la esperanza revolucionaria, cuando un grupo de jóvenes valientes, liderados por Frank País García, se alzó en armas para apoyar el inminente desembarco del yate Granma, que traía a Fidel Castro y sus expedicionarios desde México.
Frank País, entonces jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio, había organizado meticulosamente el levantamiento desde la clandestinidad. Su capacidad para aglutinar voluntades, su integridad y su fe en la causa lo convirtieron en el líder natural de una generación que prefería morir luchando antes que vivir humillada.
Bajo su dirección los combatientes tomaron posiciones estratégicas, atacaron estaciones de policía, sabotearon comunicaciones y enfrentaron con valentía a las fuerzas del régimen. Aunque la rebelión fue sofocada en pocas horas, su impacto fue profundo y duradero.
La acción en Santiago no logró su objetivo inmediato: el desembarco del Granma se produjo días después, en condiciones adversas y sin el apoyo esperado. Sin embargo, el levantamiento marcó un punto de inflexión. Fue la primera gran acción coordinada del Movimiento 26 de Julio en territorio cubano y demostró que la lucha armada contra Batista ya no era una promesa lejana, sino una realidad en marcha.
El sacrificio de los caídos, el coraje de los sobrevivientes y la audacia de Frank País quedaron grabados en la memoria colectiva como el preludio de la Revolución que triunfaría apenas dos años después.
Frank no viviría para ver ese triunfo. Fue asesinado el 30 de julio de 1957, junto a su compañero Raúl Pujols, en las calles de su querida Santiago. Su muerte fue un golpe devastador para el movimiento, pero también una chispa que encendió aún más la llama de la insurrección. Hoy, su nombre se pronuncia con respeto y admiración, como el de un joven que supo convertir la indignación en acción, y la acción en historia.

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