Melofonía en Festival de Clarinete

El proyecto forma parte de ejercicios de estudiantes de varios niveles, que expusieron en la galería de la Sala White, en la actividad inaugural, cuyas palabras estuvieron en voz del maestro clarinetista Roberto Medina, quien tuvo la idea de crear el evento junto a los también profesores e instrumentistas Yoannia Calama, José Ernesto Rodríguez y Yoleidys Valderrama.

El clarinete es el protagonista de la exposición, pero abarca otras zonas de la música como el jazz y otros instrumentos, como la trompeta.

Creo que fue una hermosa iniciativa este vínculo con las artes visuales y los más jóvenes artistas. No es la primera vez que este hecho de colaboración disciplinaria ocurre. Recuerdo los homenajes a Dámaso Pérez Prado, realizados, primero, por el diseñador y pintor Israel Rodríguez, quien concibió diseños para la puesta, que luego ha expuesto en varias galerías de Cuba y México. Y por Adrián Socorro, durante el centenario de El Rey del Mambo en el 2017, quien legó singulares obras que combinaban varias técnicas para rendir homenaje al genial músico nacido en Matanzas un 11 de diciembre de 1917.

La propia Sala White es un ejemplo de combinación a partir de los murales y las constantes exposiciones del maestro Sergio Roque Ruano, que reflejan esa fusión de las artes en que la música es protagonista en una provincia que se destaca por sus innumerables aportes a su historia.

El cartelismo dedicado a eventos o aniversarios relacionados con la música ha tenido en Matanzas varios exponentes representativos durante más de cinco décadas y pienso en los aportes de Juan Antonio Carbonell, Rolando Estévez, Zenén Calero, Johan E. Trujillo, entre otros, que merecen un estudio aparte.

Melofonía tiene el singular espíritu juvenil que se funde con una de las características del I Festival de Clarinete. Ciudad de los Puentes, el apostar por el talento de las futuras generaciones de artistas matanceros, fusionado con maestros.

Hay una mezcla de técnicas y estilos, hay frescura y talento en cada una de las obras expuestas, que transitan desde el abstracto hasta algunas más apegadas al realismo. Obras que sintetizan la idea esencial de situar al clarinete en sus búsquedas y resultados.

Algunas de las obras hubieran podido ser las que representaran al evento de los clarinetistas matanceros que contó durante tres días con clases magistrales, talleres, conciertos, con el protagonismo de maestros como Vicente Monterrey, Sabrina del Riego, Roberto Medina, Yoleidys Valderrama, Yoania Calama y José Ernesto Rodríguez, que culminó con un ensamble, que probó la significación del clarinete en Matanzas.

Melofonía dialogó con lo que transcurrió en el memorable espacio, que llenó de un público mayoritariamente joven a la Sala White.  A la exposición hay que agregar la eficacia de la curaduría y montaje, que contribuyó a crear otros significados y belleza al conjunto, enmarcado en la arquitectura de la sala de conciertos.

Sirva este texto como invitación a que la visite.