2 de mayo de 2024

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Pérez Prado: homenajes e interrogantes

Pérez Prado sigue siendo, como escribí para Yo soy el Rey del mambo, un personaje dramático, seductor e inatrapable. Y al que le seguimos debiendo mucho.

Dámaso Pérez Prado volvió a escucharse en el Teatro Sauto (MN) durante la celebración del III Congreso Mesoamericano y del Caribe de Culturas Vivas Comunitarias, mediante la Banda Aliento Juvenil San Lorenzo, de Oaxaca, México, dirigida por el maestro Benjamín Bautista.

Fue en el concierto con piezas de compositores mexicanos, un homenaje que se le realizó al compositor y arreglista nacido y formado musicalmente en Matanzas, que en México alcanzó la fama y se convirtió en El Rey del Mambo, un ritmo que invadió al mundo y aún muestra su poder de hacer bailar a todos, no importa de donde provengan.

El popurrí, en el que también participó con la banda mexicana el quinteto matancero Atenas Brass Ensemble, dirigido en la actualidad por Dairon Jiménez, incluyó un fragmento de esa genial pieza sinfónica de Pérez Prado que es Suite de las Américas.

Escuchar a Pérez Prado siempre emociona y contagia. Personalmente me emociona por la relación que desde el 2015 me unió a su biografía y música, al preparar junto con Yanira Marimón y a propuesta de Ediciones Matanzas, un libro que recopilaba ensayos de escritores y estudiosos de su obra musical sobre él y el mambo, pero cuyo aporte más significativo fue definir varios aspectos históricos, como la dirección de su  casa natal, su verdadero nombre (Dámaso Pablo de Jesús) y la auténtica fecha de nacimiento, que no es en  1916, como aún se publica, sino el 11 de diciembre de 1917, según  acta bautismal encontrada en la Catedral de Matanzas y certificación de nacimiento en el Registro Civil de Matanzas,  ambas publicadas en el libro Mambo, ¡qué rico é,é!!, de  Ediciones Matanzas, y en la biografía que Sergio Santana escribe sobre él.

Ambos libros se presentaron en Matanzas, durante la celebración del Coloquio Centenario de Pérez Prado, organizado por la Casa de la Memoria Escénica y otras instituciones, y que contó con la presencia de varios estudiosos de su música de México y Cuba.

Durante ese evento también se estrenó el espectáculo binacional Yo soy el Rey del mambo, texto  publicado por Ediciones Matanzas,  con puesta en escena de la Compañía Independiente Conjuro Teatro, bajo la dirección de Dana Stella Aguilar, Beca Efiteatro 2017, que contó con la música en vivo de Atenas Brass Ensemble y tuvo 30 funciones en escenarios de Cuba y México.

De muchas maneras, Pérez Prado volvió a vivir con sus fantasmas en la escena, traumas, caos, triunfos, en los que la develación de su fecha de nacimiento era uno de sus aportes. Desde ese momento y con documentos legales se aclaraba la natalidad.

Es importante apuntar que en su casa natal, porque vivió en varias en la ciudad yumurina, se situaron tres tarjas que lo recuerdan: una del pueblo de Cuba, otra de sus amigos mexicanos y una última de la Sociedad de Compositores de México, que trajo desde esa nación su amigo personal Iván Restrepo, junto al investigador y actual director de la Fonoteca mexicana, Pável Granados.

Resulta que después de varios años de este descubrimiento, reviso y veo que sigue en algunas publicaciones, como Wikipedia, la  fecha del 11 de diciembre de 1916. Pero es 1917. Por suerte, Ecured, el portal cubano y gracias al musicólogo Radamés Giró, lo aclara desde hace mucho tiempo, incluso anterior a nuestra publicación de los documentos oficiales.

Escuchar a Pérez Prado también me lleva a otras interrogantes o hechos dramáticos de su vida, siempre tan llena de conflictos personales y profesionales, que recoge con rigor mi amigo colombiano Sergio Santana en la primera biografía sobre el polémico músico, que recomiendo leer, por acuciosa, inteligente, iluminadora.

Creo que de escribirse otra se debe partir de este aporte del investigador colombiano, con un intenso currículo y varios libros dedicados a la música en general, pero también a la cubana, como lo es el dedicado a Benny Moré.

La vida de Pérez Prado está repleta de este tipo de zonas dramáticas, como es la polémica sobre la paternidad del mambo y lo que ha ocurrido con su tumba en el Panteón de Dolores.

Durante mi estancia en México para las funciones de Yo soy el Rey del mambo, entre 2017-2018, visité espacios, escuché piezas que desconocía,  me encontré con gente vinculada a Pérez Prado, a quien me siento ligado por las razones que explico antes. Desde esa fecha también se decía que el músico no estaba en el lugar donde se le enterró.

De esas incertidumbres, comencé a escribir una serie que dejé en uno de sus capítulos, y una novela, que se ha quedado inconclusa.  Hace poco el maestro  Sergio Santana me envió  una foto del panteón y la pregunta de si sabía algo sobre el destino de Pérez Prado.

Un tiempo después me hace la misma pregunta el músico matancero Ethiel Failde, director de la Orquesta Miguel Faílde, también preocupado por la situación de la tumba, abandonada y llena de los utensilios de limpieza de los empleados.

Para ninguno de los dos tenía una respuesta. Las mías y las de Yanira Marimón están relacionadas con su nacimiento y estancia en Matanzas.

Lo cierto es que la especulación se estaba tornando una realidad y a la vez, como en la novela y la serie de mi creación, un misterio. ¿Dónde está Pérez Prado?

Creo que desde el 2017 varias agrupaciones lo han destacado en su repertorio, especialmente Atenas Brass Ensemble, fundado por Rodolfo Horta, que asumió casi toda su obra para sus conciertos -grabados en el 2018 por la Fonoteca de México-, y para la puesta de Yo soy el Rey del mambo, que se concibió como una partitura, compleja y teatral, por el director musical de la puesta de Conjuro Teatro, el  mexicano Emiliano González de León.  Todos estos sucesos lo hicieron vivir, lo hicieron sentir parte de nuestra herencia cultural.

Por eso resultó tan emotivo escuchar de nuevo a Pérez Prado en el Sauto, en la interpretación de la Banda Aliento Juvenil de San Lorenzo, compuesta por niños y jóvenes, que según su director Benjamín Bautista lo mantiene vivo en su repertorio, como sucede en el espíritu del pueblo mexicano, algo que he podido constatar en varias ocasiones.

Lo trágico está en conocer donde está Pérez Prado y que su fecha de nacimiento, aunque aclarada, siga siendo errónea en varios lugares. Un suceso forma parte de su biografía, cargada de genialidades, pero también de incertidumbres. Pérez Prado sigue siendo, como escribí para Yo soy el Rey del mambo, un personaje dramático, seductor e inatrapable. Y al que le seguimos debiendo mucho.

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