7 de mayo de 2024

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Versiones de Milanés

Se cumple el aniversario 160 del fallecimiento de Milanés, quien nunca imaginó la impactante presencia que posee en el atributo de “la absoluta matanceridad”, de lo nombrado cubanía.

Versiones de MilanésDicen… que Matanzas clama por su sombra.

De las más románticas obras de José Jacinto Milanés llega a nosotros al paso del tiempo, su poema “Cándida tarde”, quizás menos conocido, pero bello como un soplo de amor en estos versos:

“Ven./ Pendiente de un mirar, de una sonrisa,/ encantado en el ámbar de un suspiro,/ no imaginaba, ¡Oh tarde!, que en tu brisa/ la magia respirara que respiro…”

Se cumple el aniversario 160 del fallecimiento de Milanés, quien nunca imaginó la impactante presencia que posee en el atributo de “la absoluta matanceridad”, de lo nombrado cubanía.

Esa carismática connotación la percibió el ensayista y poeta Cintio Vitier, cuando a finales de la década de 1950, hizo una lectura personal y renovadora acerca de la obra del bardo yumurino, para encumbrarlo en lo que denominó “lo cubano en la poesía” al señalar que la obsesión dominante de la vida de Milanés, que terminó en locura fue “la obsesión de la pureza”

Emoción de particular sutileza, reflejada en los poemas “El beso”, “Mi hermano” y “El mendigo”, donde se revela contra la injusticia social o en el pequeño libro de décimas “Cantares del Montero”, escrito con su hermano Federico, cuando se nos muestra en un carisma delicioso y criollo con uso de espinelas festivas, introduciendo palabras aborígenes y giros coloquiales desprovistos del axioma hispánico.

Se ha calificado a José Jacinto Milanés como voz imprescindible del primer romanticismo poético cubano en el siglo XIX, junto a José María Heredia y Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido); además de brillar entre los principales cultivadores del drama romántico en lengua española.

Notable es que su período de máxima creatividad se estima entre los años 1835 y 1843. Compréndase que en solo ocho años publicó decenas de versos y artículos en revistas de Matanzas y La Habana junto a piezas teatrales de gran repercusión artística, con destaque para “El conde Alarcos”.

Dicen que un revés amoroso lo sumió en la melancolía hasta morir, el 14 de noviembre de 1863, en la casona matancera de la calle que ostenta su nombre.

Patio de la Casa de Milanés. A la drecha, su cuarto
Patio de la Casa de Milanés. A la derecha, su cuarto

Dicen que han visto a José Jacinto Milanés deambular por la ciudad en busca de cuartillas marchitas por el tiempo… y es leyenda, visión de una cualidad arraigada a las paredes de las casas, a los bancos de los parques, a las barandas de los centenarios puentes.

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