Mella: Prócer de la juventud cubana
Con un inolvidable epitafio sonoro, Julio Antonio Mella sucumbió al abrazo de la muerte aquel fatídico 10 de enero de 1929, cuando sicarios del gobierno de Gerardo Machado pusieron fin a su vida en la ciudad de México.
El cruento mandato del entonces presidente de la mayor de las Antillas silenciaba con esta acción a alguien cuya efímera, pero fecunda, existencia estuvo siempre marcada por una ferviente dedicación a la causa independentista de la Isla y que personificaba en sí la efervescencia juvenil en pos de la lucha revolucionaria, la justicia social y la emancipación del pueblo cubano.
Aquel habanero nacido el 25 de marzo de 1903, desde sus primeros años se adentró en el estudio de corrientes ideológicas como el socialismo y el comunismo, adoptando un enfoque político radicalmente encauzado hacia la transformación social de aquella Cuba política y socialmente oprimida y convirtiéndose en un comprometido líder estudiantil con un notorio accionar revolucionario.
A él la nación debe los cimientos de la revista Alma Máter, la Federación Estudiantil Universitaria, la Universidad Popular José Martí y el primer Partido Comunista de Cuba, devenidos baluartes de la creciente rebeldía juvenil de aquellos tiempos y cuya orientación política e ideológica, a diferencia de los entreguistas, corruptos y represivos gobiernos de turno, privilegiaba a los desprotegidos desde una concepción marxista-leninista, latinoamericanista y enteramente antiimperialista.
Pero su influencia y respaldo popular obstaculizaban los planes del machadato y, ante la inminente persecución, Mella encontró asilo en la tierra azteca para continuar su activismo y actuar revolucionario. Destacan en esta etapa su afiliación al Partido Comunista mexicano, la Internacional Comunista continental, su fundación de la sección cubana de la Liga Antiimperialista de las Américas, así como su participación en movimientos sociopolíticos similares en países como Rusia y Bélgica.
Finalmente el «asno con garras» evidenció su lado más sanguinario cuando a sus oídos llegaron los planes de una expedición armada que se dirigía a la Isla y que tenía en Mella a su mentor, e inmediatamente ordenó la ejecución del reconocido dirigente estudiantil, materializada el 10 de enero de 1929 mientras caminaba junto a su compañera, la fotógrafa italiana y luchadora revolucionaria Tina Modotti.
Ni siquiera el asesinato de este héroe de la juventud cubana logró eclipsar nuestra admiración hacia su figura y justo hoy, cuando suman 95 años de su prematura partida, el pueblo cubano ha de glorificar la magnitud sociopolítica e impronta de quien no dudó ni un segundo para luchar y morir por la Revolución.
