Un homenaje para apaciguar el dolor

Cuentan que el domingo, como cada día cinco, a las cinco de la tarde, sonaron 17 campanadas en el recinto y luego se hizo un silencio hondo. Noly Díaz sabe que quizás su gesto no logre amainar el dolor lacerante de familiares y amigos, pero será sin dudas de los más sentidos homenajes, y su escultura más entrañable, esa que nació del dolor.

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