El desarrollo de un ALBA más fuerte y unido es un compromiso con los héroes de Nuestra América
CARACAS.- La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Libre Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), constituye un «espacio de fraternidad, de solidaridad, de cooperación, de respeto, de unidad, de lucha por los intereses de los desposeídos; voz de los sin voz, defensa articulada de hermanos en la historia, contra la dependencia y la subordinación al imperialismo y a las oligarquías regionales».
Así definió el primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a la alianza fundada por los comandantes Hugo Chavez Frías y Fidel Castro Ruz el 14 de diciembre de 2004.
El Presidente cubano fue el segundo orador de la XXIV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que forman parte de la Alianza, y que en la jornada de este sábado, a 20 años de su creación, sesionó en Venezuela, en el Centro de Convenciones Simón Bolívar, en la periferia de Caracas.
Diez países de la región confluyen en lo que el mandatario calificaría como «un proceso de integración inclusivo, que se distingue por la coordinación de acciones para hacerle frente a los peligros comunes, por poner siempre en el centro de las decisiones, el bienestar, el desarrollo y la prosperidad de los pueblos».
El del ALBA ha sido un camino, conceptuó, que «no ha sido fácil», pero que se ha consolidado gracias a la «férrea voluntad» de cada uno de los países miembros por hacerla avanzar.
En el encuentro, liderado por Nicolás Maduro Moros, participaron los presidentes de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega Saavedra, y de Bolivia, Luis Arce Catacora; así como los primeros ministros Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas; Roosevelt Skerrit, de Dominica, y Gaston Browne, de Antigua y Barbuda.
Santa Lucía; Granada, y San Cristóbal y Nieves fueron representados por cancilleres y otros integrantes de sus gobiernos. La Cumbre recibió un mensaje virtual del jefe del Consejo presidencial de transición de Haití, Leslie Voltaire; y contó con representantes de más de 80 movimientos sociales de unos 20 países.
También asistieron, como invitadas especiales, delegaciones de Honduras, dirigida por el vicecanciller Gerardo Torres en representación de la presidenta Xiomara Castro, y de Palestina, al frente de la cual estuvo el ex canciller Riyad al-Maliki, enviado especial del presidente Mahmud Abas.
Sobre la XXIV Cumbre, el Presidente cubano rememoría aquel 14 de diciembre de 2004, en La Habana, «cuando Fidel y Chávez sellaron con un abrazo el nacimiento de la ALBA, proceso emancipador que el tiempo ha ido transformando en abrazo de nuestros pueblos».
Hablaría de los sueños y proyectos «que Fidel y Chávez impulsaron y concretaron como nadie desde los tiempos de Bolívar, para dar respuesta a las aspiraciones de millones de personas. Y que nos corresponde a quienes seguimos sus pasos —reclamó— impulsar y concretar con idéntica voluntad, ahora, cuando no son menos desafiantes los tiempos para nuestras naciones».
EL ALBA Y SU IRREDUCTIBLE DEFENSA DE NUESTROS PUEBLOS
En su discurso en la nueva cumbre de la Alianza, Díaz-Canel reiteró las amenazas a la seguridad y la estabilidad que pende sobre varios países de la región, lo que obligó, durante este año, a hacer reuniones extraordinarias para intercambiar sobre el muy complejo escenario internacional y regional que se enfrenta.
Retomó, a propósito, la vigencia de las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz en la XV Cumbre de la Alianza, cuando alertó que se estaba viviendo «una etapa crucial de nuestra historia, en la que un retroceso a escala regional tendría impactos muy negativos para nuestros pueblos».
Recordó que hoy el sistema de relaciones internacionales sufre los desbalances de un orden injusto, desigual y excluyente, y somos testigos de la promoción de discursos de odio y violencia, de estímulos desembozados al extremismo y del regreso a viejos, pero no superados, mecanismos de dominación imperialista.
«A los intentos de golpes de Estado y de persecución a figuras políticas de izquierda y progresistas, se suma hoy una feroz maquinaria comunicacional, dirigida a sembrar el terror y la mentira», enfatizó Díaz-Canel.