Oda a la lluvia de junio
Cada gota que toca la superficie del agua, cada barco que se mece con la marea, nos recuerda la constante e incesante marcha del tiempo y la oportunidad de comenzar de nuevo.


Los trece y catorce plantas, testigos silenciosos de los años 80 y 90, se visten con los colores de la bandera cubana, pintados no solo en sus fachadas sino también en el corazón de cada habitante. La lluvia, lejos de ser un obstáculo, es un lienzo que refleja la resiliencia y el espíritu vibrante de Cuba.

