26 de enero de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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No hay mal que dure cien años

Hay que decirlo, algunos fuimos escépticos con los resultados, pero en ocasiones es cierto que la realidad supera a la ficción. Narváez se apropió del papel de centro de reunión de los matanceros que siempre tuvo el parque de la Libertad.

El paseo de Narváez fue una muy movida calle en la floreciente Matanzas del siglo 19. Las casas que la bordean, con entrada principal por la calle de Río y un hermoso estilo neoclásico, escondían por la parte que da al río San Juan los almacenes de azúcar que enriquecían a sus dueños.

Hasta allí mismo llegaban las embarcaciones de fondo plano que transportaban el producto para acopiarlo en los depósitos construidos aprovechando el desnivel de la ribera fluvial.

Con el tiempo la forma de hacer negocios cambió y la que fuera agitada arteria comercial dejó de tener uso. Su deterioro creció con el paso de los años, a pesar de las quejas de los yumurinos, que lamentando el desastre siempre vimos la inexplotada belleza del lugar.

Pero dicen que no hay mal que dure cien años y entre las acciones del Plan Maestro de la Oficina del Conservador de la Ciudad para celebrar el aniversario 325 de la ciudad de los puentes se decidió rescatar este espacio para convertirlo en un corredor cultural.

Hay que decirlo, algunos fuimos escépticos con los resultados, pero en ocasiones es cierto que la realidad supera a la ficción. Narváez se apropió del papel de centro de reunión de los matanceros que siempre tuvo el parque de la Libertad.

A lo acogedor del lugar se suman la exposición al aire libre de obras de arte, algunas comprendidas y aceptadas, otras no, como todo en ese campo, pero obras al fin, y las actividades culturales, entre las que se incluye la peña del Barquito de Papel, una excelente opción para el fin de semana infantil.

Tentadora es también la oferta gastronómica por el buen servicio y la calidad, aunque al final de un buen almuerzo la cuenta casi nos provoque un infarto si no estamos bien preparados para lo que viene.

En muchos años no habíamos visto en esta llamada Ciudad Dormida un lugar que atrajera a tantas personas de tan disímiles edades y que allí la pasaran bien, aunque sus bolsillos solo le dieran para disfrutar del paisaje.

Y sí, después de unos años se mantiene. Cosas que mejorar, por supuesto, como en cualquier lugar. Más sombra, más actividades culturales, un servicio gastronómico estatal al alcance de más personas. Menos motociclos circulando por lo que es un paseo peatonal.

Una interesante opción sería la posibilidad de pasear por el río en los botes de pescadores. Seguro usted tiene otras ideas que podrían ponerse en práctica para mejorar aún más el lugar.

Pero, indudablemente, se convirtió en una parte acogedora de la urbe para pasarla bien y nos acerca  a yumurinos y visitantes a nuestros tan queridos ríos y puentes.

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