Prosiguen labores de rescate en la CTE Antonio Guiteras

#TVYumurí Hallan el cuerpo de Lázaro Montero Pita de 57 años de edad, el cuarto obrero atrapado en la chimenea de la CTE Antonio Guiteras tras el derrumbe de la pared en el área del cenicero.
En estos momentos trabajan para extraer el cadáver y trasladarlo a Medicina Legal. Presentes en este difícil momento la miembro del Comité Central y primera secretaria en Matanzas Susely Morfa y el gobernador Mario Sabines Lorenzo. Lamentamos la noticia y transmitimos las condolencias a familiares y amigos.
Pedro Rizo
El gobernador de Matanzas, Mario Sabines Lorenzo comentó en Facebook que se hace lo necesario para encontrar al cuarto trabajador, hasta ahora desaparecido en el derrumbe ocurrido este viernes en la Termoeléctrica Antonio Guiteras.
Ahí están presentes, pudiera catalogarlas e identificarlas con femeninas valientes como Marianas, Heroínas, Mujeres Maravillas, María Silvia, etc, etc, de esas mujeres con esa valía humanista y heroicas.
































Según informa el periodista Angeldarian Santat Cruz Quevedo en estos momentos se trabaja en una segunda vía de acceso en la chimenea de la CTE Antonio Guiteras, en pos de liberar el hollín existente en el interior.
Compartimos los versos publicados en el periódico Girón de Lianet Fundora, dedicados a los que hoy tienen #ElCorazónEnMatanzas
Es viernes, la chimenea de la Guiteras temblaba (el sonido de un derrumbe hace un nudo en la garganta, cuando el oro de la vida tras los escombros se halla) Es Viernes Santo y al pecho de la ciudad una llaga hecha de polvo y cenizas otro accidente le estampa; aunque el dolor nos traspase deben esperar las lágrimas, porque hay hombres, padres, hijos… por los que aguardan en casa. ¡Cuánta gratitud se asoma al rostro de quien rescatan! una alegría en silencio solemne por los que faltan. Es Viernes Santo, las cruces rojas van sobre la espalda de héroes cubiertos de hollín que retan la madrugada. El vapor hiere los ojos, la incertidumbre taladra, mientras las redes se llenan del hashtag #Fuerza… las alas de un pueblo entero a la urbe de ríos y puentes calma y manos amigas traen de prisa la maquinaria que abrirá paso en las sombras. Es sábado, la fe emana de la Guiteras y cuando el dolor cerca nos habla, todos los cubanos tienen #ElCorazónEnMatanzas



#Radio26 Equipo especializado entra a la Guiteras.

Cirujana, rescatista, mujer





Ofrenda floral de Díaz-Canel en honras fúnebres de fallecido en la Guiteras
En declaraciones a Trabajadores.cu, Rosalía Junco, madre del operario oriundo de Manzanillo, agradeció el gesto del primer secretario del Comité Central del Partido. “Le agradezco mucho lo hecho por nosotros, por mi hijo”.

Fue una sentida despedida. Osmar Ramírez Ramírez, secretario de la Central de Trabajadores Cuba en Matanzas, encabezó la guardia de honor realizada por varios representantes del movimiento sindical, que acompañaron a familiares y compañeros de un operario muy querido.

«Si un día me muero, quiero que me cremen y echen mis cenizas en la chimenea de la Guiteras», esa era la voluntad de Alexis, comentaban sus tres hijas, entre llanto. La madre de ellas me lo corroboró. (Noticia en construcción).
Ya en la Guiteras el equipo mecanizado que intervendrá en la zona de la chimenea
Actualizan sobre el estado de salud de los trabajadores rescatados en la Guiteras
Según la directora del hospital Faustino Pérez, de Matanzas, confirma que:
Se encuentra en estado de cuidado y sin peligro para la vida Maikel López Navarro, el obrero con fractura de pelvis rescatado tras el derrumbe en la Termoeléctrica Antonio Guiteras. Maikel evoluciona satisfactoriamente y se mantiene en la sala de cirugía general.
De alta Ángel Dioris Pérez Montoya, de 30 años de edad, el primer rescatado, quien fue atendido en el hospital por contusión de codo derecho y trauma craneal simple.
También de alta otros dos trabajadores que sufrieron solo lesiones oculares leves por el hollín.

En Matanzas, equipo motorizado para ayudar en las labores de rescate
Primeras imágenes del equipo motorizado que ya llega a suelo matancero para ayudar en las labores de rescate desde la chimenea de la CTE Antonio Guiteras. Reportó Carlos Manuel Bernal.
A la misma hora en que una pared se desploma, una puede estar leyendo un libro, abrazando a un hombre, revisando un texto, fregando platos, o sintiendo una brisa deliciosa y feroz.
Una pared se desploma y no hay estremecimientos en el aire que anuncien la desgracia, no se detiene el tiempo, ni los gritos traspasan las paredes de la casa.
Pero en alguna parte que es un lugar específico una pared se desploma, y cuatro hombres quedan sepultados por capas de ladrillos, por hollín y por todo el miedo del mundo.
Y esa pared desplomada no cae solo sobre cuatro vidas sino sobre muchas otras vidas a ellas conectadas que también leen, trabajan, friegan platos, y hasta sonríen sin saber que en ese preciso instante la hondura terrible que llamamos fatalidad los está marcando para siempre.
La capa opresora de materia sucia dejará salir a algunos hombres y a otros los sacarán siendo ya solo el amasijo de recuerdos que guarden los suyos.
Y la vida seguirá, tan terrible y bella, y no pensaremos mañana en qué pared será la nuestra, o la de los nuestros; de hacerlo, el hecho de vivir sería insoportable.
Pero la hipotética pared existe. Quizá pensar en ella a veces nos haría más conscientes, o tal vez más generosos, o tal vez más amantes. Quizá.
Yeilén Delgado Calvo
Cuando se posiciona la etiqueta #FuerzaMatanzas
Despierto. La etiqueta #FuerzaMatanzas ha revivido. Cuando esto sucede es señal de malos augurios. La primera vez que ocurrió la provincia superaba los 3 000 casos Covid en una jornada. En esos días de julio de 2021 cundía el pánico, la gente prefería no hablar, encerrarse en sus casas, proteger sus vidas de un virus que amenazaba con extinguir la especie humana.
La segunda vez fue en agosto de 2022. Una descarga eléctrica dio justo en uno de los tanques de la Base de Supertanqueros de Matanzas, donde se almacena el combustible. Un incendio de grandes proporciones amenazó con borrar de un tirón la Zona Industrial y en su empeñó cegó la vida de 17 jóvenes.
Ahora una pared, ¡una puñetera pared de siete metros!, se precipitó y sepultó a cuatro obreros que laboraban en el mantenimiento de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras. En algunas horas, entre el negro hollín y los escombros dos fueron rescatados con vida, otro cuerpo también salió, sin aliento ya, bajo el profundo silencio de sus compañeros, ese que nadie se atreve a romper por respeto, por dolor.
Cuando ocurre este tipo de eventos, a uno que es periodista y no está ahí en ese momento, pero que ha estado en otros igual de tensos, le pasan por la cabeza tantas cosas. Pienso en esta chica, Judith, la jefa de Operaciones de la Cruz Roja, que estará allí con su habitual explosividad animando a sus muchachos, entrando y saliendo de la zona de peligro solo para refrescarse el rostro, descansar lo justo, hidratarse un poco y volver a la carga.
Diciéndoles que “todos entran y todos salen” y confirmándole a la prensa que no se irán de ahí hasta que no rescaten hasta el último. Me imagino a otra mujer, que seguro fue una de las primeras en llegar hasta la Guiteras, ella se ha curtido en este tipo de eventos, preguntará, aprenderá, se integrará como una más a las estrategias de rescate y salvamento que trazarán los expertos.
Y luego, Susely, se los aseguro, será capaz de explicarte con detalles, cada paso de la estrategia a seguir. También estarán los bomberos, esos héroes anónimos que no descansan ni un minuto, que parecen de hierro y si no fuera porque en algún momento se paran a tomar café, a pasarse un paño por el rostro o a enjugar alguna lágrima que le provoca el temor hacia lo incierto o el cansancio extremo, una pensaría que no son humanos, ¡y lo son, nadie se imagina cuánto!
Allí, al pie del cañón, también visualizo a mis colegas preguntando, tratando de llevar con todos sus matices una información difícil y sensible, una a la que nunca quisiera enfrentarse ningún periodista. Con la grabadora en la mano y el corazón exprimido permanecerán ahí hasta que también salga el último.
Del otro lado de la ciudad, supongo que estará Tahimy, la diputada, la directora del Hospital Comandante Faustino Pérez, con su bata pulcrísima y su tropa lista para brindar asistencia médica a los lesionados, a los rescatistas y a los familiares de las víctimas si es preciso.
Y de una punta a otra de la urbe yumurina sé que nadie dormirá profundamente. Es otra madrugada aciaga en la que las madres piensan en sus hijos y el silencio se apodera de la ciudad, en la que los ojos no se despegan de la pantalla del teléfono para saber… Es una noche larga en la que dos familias dan gracias a la vida, una enjuga su dolor y otra aguarda, rezándole a sus santos o cruzando los dedos, porque aparezca con vida un hombre, su héroe.
Cuando la etiqueta #FuerzaMatanzas se posiciona, es señal de malos augurios, de dolor en esta tierra de ríos y puentes. Hoy nadie duerme profundamente, la expectativa de los habitantes de la Atenas vuelve estar en la Zona Industrial y me atrevería a decir que Cuba entera también está hoy con “el corazón en Matanzas”.
Jessica Acevedo Alfonso/ Girón
Dos personas fueron rescatadas con vida, un fallecido y una persona permanece atrapada tras el derrumbe de un tabique en el área de la chimenea de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas. Durante toda la madrugada continuaron las labores de búsqueda. Cada minuto cuenta.
Alrededor de las cinco de la mañana, el periódico Girón informaba que Misbel Palmero Aguilar, director general de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras dijo que: “En estos momentos estamos moviendo un equipo que está trabajando en el Hotel Saratoga, que es un martillo, para poder romper el muro de afuera, la parte exterior, y poder acceder y sacar el hollín por otra vía, que no hemos podido todavía acceder.
“El equipo se está moviendo en estos momentos y debe llegar en un estimado en 4 – 5 horas”.
Foto: Girón.
Foto: Girón.
CTE Antonio Guiteras: Fe y hollín
Frente a un pequeño muro una docena de trabajadores, bomberos y técnicos comen en unos platos plásticos. Justo a unos cien metros otro grupo continúa sacando los escombros y lanzándolos al pie de la enorme estructura.

No sabría decir que pesa más en los hombros. Los que trabajan al menos tienen la tarea que realizan para ocupar sus cabezas, los que esperan solo pueden mirar hacia la chimenea mientras comen.

Los rostros muestran el cansancio del día y los uniformes se oscurecen. Con el tiempo el sonido de las piedras y el polvo al caer generan un patrón cómo si marcaran los segundos.
El viento nos lanza el hollín a los ojos y quema, es un latigazo que irrita la pupila al instante y acto seguido ocurre el lagrimeo. Con las manos sucias es imposible limpiarlo, la única alternativa es cerrar los párpados con fuerza hasta que el ardor desaparece.
Dos muchachos bajan la escalera, se quitan el casco y los implementos de seguridad, cruzan el lazo amarillo que marca el perímetro y se acuestan en el pavimento. Acto seguido otros tres muchachos suben.
La pila de escombros se acumula a escasos metros. Los rescatistas buscan una extensión eléctrica que debe indicar dónde se encuentra el obrero que quedó atrapado.
Los obreros comienzan a moverse y los técnicos se agrupan frente al lazo amarillo. Una ambulancia entra discretamente y los muchachos que descansaban en el pavimento se levantan para hacerle espacio.
Las horas pasan al ritmo de los ladrillos y el polvo. No hay épica en la espera, solo fe y hollín.
Boris Luis Alonso Pérez / Girón